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La ciudad y los días

Lecciones de progresismo

El error de trasladar a Trascorrales el belén de la plaza de la Catedral

Hace casi un cuarto de siglo, un destacado militante de la izquierda ovetense clamaba en público por "recuperar Oviedo para la causa del progreso". Un progreso que parece la ciudad había perdido al quedar la izquierda sin la Alcaldía. ¿Y qué es el progreso? Desde su etimología, vale por avance y adelanto. Nuestro Campoamor, en una fabulilla, lo imaginaba como un tren dirigido por Dios mismo en el que va la Humanidad y no parará jamás.

Metáfora ferroviaria de la que se apropió sin más la izquierda política. Supongo que por sus prejuicios ideológicos, sin atribuir a ninguna deidad el papel de maquinista. Esta sedicente "causa del progreso" acaba de regresar a las Consistoriales, siquiera sea como un tripartito a la romana. Y a fe que lo hace con ese afán renovador que sugiere la palabra, sin desdeñar incluso echar mano de prejuicios presuntamente buenistas incluso decimonónicos.

No otra cosa suponen ahora las parciales protestas contra los Premios "Princesa de Asturias" por algunos miembros de la Corporación, igual que los pretendidos boicots a varias marcas comerciales por sus particulares conflictos de empresa o la curiosa prohibición de los circos con actuaciones de animales. Sin olvidar otros revisionismos progres, caso de los relacionados con los sucesos de los años treinta y la eliminación de nombres relacionados con la Guerra Civil en el callejero local que vuelve a plantearse

Todo recuerda otras obsesiones de un pretérito municipal no demasiado lejano en el tiempo, como la moralizante oposición a los concursos de belleza, los combates de boxeo o las corridas de toros. Pero lo verdaderamente estupefaciente ha sido la noticia de ayer en este periódico según la cual el alcalde de la ciudad "asegura que no pondrá objeciones a la Semana Santa". ¿No es maravilloso?

Es más, el regidor manifestó que respeta la Semana Santa "aunque no comparta las creencias que la sustentan". ¡Qué delicadeza, qué prodigio de generosidad y comprensión! Los directivos de las cofradías "consideraron respetable esta postura". El mensaje de fondo es, al parecer, evitar el nerviosismo. Como quien dice, que no cunda el pánico.

No es mi intención entrar hoy en las relaciones del poder civil con la Iglesia local, sino tensas por lo menos frías, pero sí quisiera aludir a la retirada del gran belén tradicional de la plaza de la Catedral para cobijarlo en la plaza del pescado. Llama la atención la inmediata aceptación de esta maniobra por parte de la presidenta de la Asociación de Belenistas ovetenses. No encuentro razones convincentes para semejante claudicación precisamente el año en el que Oviedo acaba de ser la sede del Congreso Nacional de Belenistas.

Con todo esto, me pregunto si progresamos adecuadamente.

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