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Pablo Álvarez

Análisis | Un concurso de traslados que genera controversia

Pablo Álvarez

Dos médicos y un destino (sólo para uno)

Tenemos dos médicos. Uno es veterano y tiene plaza fija en la sanidad pública asturiana desde hace largo tiempo. Lleva años trabajando en un hospital periférico, y aspira a trasladarse a uno de los grandes hospitales del centro de la región. El otro es relativamente joven. Tuvo la suerte -o el mérito- de entrar como interino en un hospital grande, donde pudo aprender técnicas vanguardistas y complejas. Técnicas que el primero no conoce, entre otras razones porque en su hospital ni se practican ni se le han requerido nunca. Se convoca un concurso de traslados para personal fijo. El médico veterano presenta un currículum con muchos y buenos servicios prestados. El joven acumula unos conocimientos específicos que le permiten desarrollar una serie de procedimientos que, si se va, dejarán de realizarse en ese hospital, y quizá en el conjunto de Asturias (al menos, mientras el veterano aprenda las técnicas necesarias para reanudarlos). Pero, al no ser fijo, no puede concurrir al concurso y sí verse desplazado de su puesto. ¿A cuál de los dos se debe dar prioridad?

He aquí, a grandes rasgos, el problema que ofrece el concurso de traslados de médicos que la Consejería de Sanidad del Principado prevé convocar este mismo mes y tener resuelto a finales de abril de 2016. Según el actual borrador, aún no definitivo, el proceso de movilidad pondrá en juego 332 plazas vacantes, la mayor parte de facultativos. De ellas, 185 corresponden a hospitales; y, de estas últimas, 74 al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). (Las cifras finales seguramente serán un poquito más altas).

Pese a lo barajado meses atrás, la Administración sanitaria no se ha atrevido a exigir determinados conocimientos para la cobertura de algunas plazas afectadas por el concurso de traslados. Los responsables del Servicio de Salud (Sespa) alegan falta de seguridad jurídica, dado que no existe normativa que regule la "perfilación" -la exigencia de un determinado perfil de conocimientos técnicos- de plazas. En consecuencia, la antigüedad continuará siendo el único requisito que compute a la hora de baremar los méritos.

Antes de continuar, conviene precisar que la pugna antes descrita también puede tener como protagonistas a dos facultativos fijos en plantilla, ambos provenientes de hospitales pequeños o medianos, pero desiguales en antigüedad y en destrezas.

Prosigamos. Ante el citado dilema, ¿qué ha hecho la Consejería de Sanidad? Proteger determinados puestos considerados estratégicos. Es decir, excluirlos del proceso de movilidad, aunque estén ocupados por interinos, con el objetivo de preservar las prestaciones que desempeñan esos médicos más jóvenes. Las plazas con perfil serán unas 25, de las cuales más de la mitad corresponden al HUCA, donde se quiere preservar la continuidad de procedimientos como el trasplante de corazón o la cirugía de base de cráneo.

Sanidad enfatiza que esta selección se ha llevado a cabo atendiendo a situaciones "rigurosamente justificadas". La estrategia de la Consejería incluye un compromiso adicional: en la oferta pública de empleo (OPE) prevista para después de los traslados, esas plazas se sacarán a concurso-oposición debidamente "perfiladas".

La médula de esta controversia fue planteada en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA por Juan Luis Rodríguez-Vigil, expresidente y exconsejero de Sanidad del Principado, y por Carlos Suárez Nieto, catedrático emérito y ex jefe de otorrinolaringología del HUCA, en un artículo publicado el 8 de febrero de 2009. La cuestión central es la siguiente: "El sistema de traslados [se referían al que terminó llevándose a cabo en 2010] puede dar lugar a que un médico proveniente de un hospital donde las especialidades no tienen el mismo nivel de tecnificación que en un hospital de referencia ocupe un puesto de trabajo para el que no tiene cualificación suficiente (por ejemplo, hemodinámica, trasplantes, etcétera). Las consecuencias serán obvias: degradar la asistencia o duplicar el puesto, con el consiguiente incremento del gasto". Han pasado casi siete años, y el artículo no ha perdido vigencia.

A principios de este año, en sus conversaciones con los sindicatos, los responsables de la Consejería de Sanidad se mostraron dispuestos a introducir un cambio histórico en las reglas del juego de los concursos de traslados. Plantearon que, por vez primera, la antigüedad no fuera el único requisito para dar prioridad a unos candidatos sobre otros. Las autoridades sanitarias apuntaron la posibilidad de que, para determinados puestos que exigen una singular especialización, fuera posible perfilar la convocatoria. Esta idea afectaría tanto a los médicos de hospital como a las enfermeras de atención primaria.

Finalmente, el concurso de traslados de enfermería se desarrolló sin perfiles. Y sucedió -sin que sea sencillo determinar la relevancia y extensión de este efecto perverso- que, por ejemplo, en algunos quirófanos se echaron de menos los conocimientos y habilidades de algunos profesionales que se habían visto desplazados por otros colegas.

Los sindicatos plantean, entre otras, dos críticas técnicas al panorama que ofrece la sanidad regional en materia de concursos de traslados. La primera, que el problema descrito obedece a la extrema escasez de procesos de movilidad y de selección de personal, que llevan a que algunos médicos interinos se perpetúen como tales, asuman responsabilidades de gran envergadura y, mientras, facultativos veteranos hayan de estar largos años en hospitales periféricos y sin posibilidad de desarrollarse profesionalmente todo lo que desearían. La segunda, que es responsabilidad de la Administración sanitaria tener formados a más profesionales, médicos o de enfermería, de modo que ninguna actividad sanitaria dependa en exclusiva de uno o dos trabajadores.

Naturalmente, en un mundo proceloso como es el sanitario, no faltan quienes sostienen que bajo la etiqueta de médico o enfermera "imprescindible" pueden ocultarse favoritismos de otra naturaleza.

Sanidad planea que el inminente concurso de traslados incluya 32 plazas de especialistas de área, 14 de pediatría de atención primaria, 58 de médicos de primaria, 43 de los grupos A y B no sanitarios y 185 facultativos de hospitales. A su vez, este último grupo se subdivide del siguiente modo por centros hospitalarios: 10 plazas de Jarrio, 8 de Cangas del Narcea, 22 del San Agustín (Avilés), 74 del HUCA (Oviedo), 35 de Cabueñes (Gijón), 5 de Arriondas, 17 del Álvarez-Buylla (Mieres) y 14 del Valle del Nalón (Riaño).

Si todo rueda como la Consejería de Sanidad planea, las negociaciones sobre el concurso de traslados quedarán cerradas este próximo miércoles. En principio, parece que la postura de la Administración cuenta con el apoyo del Sindicato Médico de Asturias (SIMPA). Más críticas se muestran otras organizaciones sindicales, caso de Usipa.

Tenemos dos médicos... Y lo deseable sería que, en adelante, la gestión del personal sanitario adquiriera una dinámica que evitara este tipo de dilemas en los que dos profesionales cargados de razones han de competir por un objetivo que sólo uno de ellos podrá conseguir.

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