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Crítica / Música

"Synexthesia" seduce al Auditorio

El triunfo de la mezcla del folclore con la música moderna

Pues sí, tras el espectáculo vivido (sentido, disfrutado) el pasado sábado parece ser que la Real Academia de la Lengua Española plantea añadir una nueva entrada al significado de sinestesia. Más que sensación subjetiva o imagen de un sentido aplicada desde otro (Psicología); más que sensación secundaria para un miembro del cuerpo llegada desde otro miembro (Biología); o más que el bello ejemplo de "soledad sonora" para imágenes retóricas llegadas de diferentes dominios sensoriales, tendría que añadirse "ver lo transmitido al completo aforo del Auditorio ovetense por Jorge Méndez, Ricardo Soberado, Cristóbal Iglesias, Imanol Núñez, Manuel Badás, Javier Tejedor, Diego Purón, Xácara y la Bizarro Big Band. Synexthesia".

Se hace difícil en estos tiempos ver que al reclamo de un buen concierto (de estrella musical foránea por citar un ejemplo) un aforo como el del Auditorio de Oviedo se llene al completo, pero así ocurrió con la propuesta de unos músicos -maestros- locales que además, con toda osadía, pretenden aunar en original creación los sones tradicionales asturianos y atlánticos, la tonada, el swing, el funk, el mambo o la teatralidad coreográfica de un modo tan natural que por fuerza tiene que afectar a todos los sentidos. Y dislocarlos. Fue suficiente con ver la emoción final del maestro Ricardo Soberado Hoyos entregándose agradecido a los sonoros aplausos para saber que un largo año de duros ensayos compensó con creces esta puesta en escena vertiginosa que pasó como un suspiro. Por perfecta. Quince fragmentos con texto de introducción que fueron quince paseos por la mar, la mina, los valles y montañas de Asturias; por lo popular y tradicional, sí, pero también por ambiente festivo de gran club nocturno donde pueden verse revolotear las espirales del humo y con vestimenta igualmente original y golfa que hacía apuntar que también habría aroma urbano y actual al que se enfrentaría en reto un bailarín tratando de palpar todas las notas soltadas al aire como queriendo agarrarlas, pegarlas a la piel y decir "toda esta música me pertenece. Nos pertenece a todos". Ese bailarín y sus gestos pudieron ser todos los presentes durante esas dos cortas horas de engranaje y direcciones sublimes porque lo logrado por ese compositor y arreglista "maldito" que es Jorge Méndez, esas limpias y nada enmascaradas maneras de Imanol Núñez y todos los protagonistas citados dan sobrada credibilidad al talento musical que hay (a veces muy escondido y mudo por falta de oportunidades) en la escena asturiana. En todas las escenas.

"Synexthesia" no puede quedarse en éxito de un solo pase como tampoco debería ocurrir así con lo hecho hace bien poco por Muyeres y el teatro, por Trasgu y la maestra Dana Raz en "Foriata" (cuya sombra revoloteó por las tablas del Auditorio), por los de Fitoria y su creación "Tradicionando" o por Marcos Alonso y la brillante propuesta que es su "Errai". Estas son las nuevas veredas que va explorando algo tan menoscabado como es la música tradicional de Asturias a los que muchos se entregan en duro trabajo que no merece ser flor de un día. Son obras que han nacido con esfuerzo mayúsculo para ser perennes y dejar huella. "Synexthesia" ya lo ha hecho.

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