Hace unos días, el Ayuntamiento de Oviedo, y más concretamente la señora Ana Taboada, publicó que había un portal, www.oviedoparticipa.es, que incluía una plataforma de participación ciudadana para que los ovetenses propusieran el Oviedo del futuro que querían para ellos y sus hijos.

Cuando lo anunció me pareció interesante y, al tiempo, un poco porque me gustaba la idea y un mucho por curiosidad. Me di de alta, condición sine qua non para poder hacer propuestas, y no me fue difícil hacer una. ¿Está usted de acuerdo en salvar el retablo de Paulino Vicente en la capilla enfrente del HUCA? Sí o no. Me pareció importante el tema por dos motivos: primero, por la exposición de Paulino Vicente en el Museo de Bellas Artes y segundo, porque Rivi, concejal de Cultura antes de las elecciones, se había reunido con el colectivo Salvemos la Iglesia de Paulino Vicente, con lo que sería algo votado y del agrado del propio Ayuntamiento.

Una vez visto lo visto, he logrado entender cómo funciona la web de participación: propuestas como la creación de un "botellometro", un punto de información sexual e incluso que la Policía no lleve pistolas ni armas en su quehacer diario, todas esas propuestas se llevaron más votos que la mía. Después revisé la web y mi propuesta no estaba en sus páginas.

Pero sí me he fijado que una propuesta como es la de limitar la velocidad del tráfico de la ciudad a 30 kilómetros era firmada en negrita por la actual vicealcaldesa, señora Taboada. Nada más verlo me di cuenta de cómo funciona esta web: tanto Taboada como Rosón y otros afines al partido en Twitter tienen más o menos los mismos amigos y seguidores, con lo que cuando la vicealcaldesa propone algo en la plataforma de participación ciudadana, y para ello pone su propuesta en negrita, no vaya a ser que se equivoquen, hace que sus amigos voten la propuesta para así conseguir los quinientos votos necesarios para ser atendida por el Ayuntamiento.

O sea, que si quieren que les hagan caso convenzan antes a sus amigos para que lo voten, aunque estoy seguro de que si la propuesta no es del agrado, seguro que no se contabilizan los votos.