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La columna del lector

Iluminados por Navidad

Llegan estas fechas, esperadas por unos y repelidas por otros, y todo parece cambiar. Queramos o no, se respira en el ambiente algo distinto al resto del año. En las calles se palpa la alegría de la gente, de los niños especialmente. A los que no les gusta la Navidad no sabrán de lo que estoy hablando. Pero yo sigo.

A este ambiente tan alegre contribuyen los adornos de las casas, de los escaparates y de las calles, además de sus luces. Pero para estas últimas tienen que darse dos condiciones: la primera, como es obvio, que las haya (que no siempre se cumple), y lo segundo, que sean bonitas (que no siempre lo son).

Pues bien, las luces que han puesto en nuestro querido Oviedo esta Navidad están a años luz (y valga la redundancia) de cumplir ambas premisas.

Hay zonas en las que no hay ni una triste bombilla y otras en las que sobran tres de cada cuatro, teniendo que pasear con gafas de sol cuando se encienden.

En cuanto a la belleza, ¿qué decir de la belleza? Feas, feas, feas y tristes, tristes, tristes. Y sumadas a la nueva iluminación blanca de las farolas, hacen que nuestras calles parezcan no se sabe qué.

En fin, como casi siempre, la solución es fácil: primero, la distribución de la iluminación debe reevaluarse para hacerla lo más extendida posible y no agruparla masivamente en la zona centro de la ciudad, y segundo, creo que hay diseños bastante más agradecidos, en cuestión de colorido y motivos navideños, que unas simples bombillas azules y unas bolas de nieve.

Tome nota la Corporación municipal al completo. Y digo al completo porque no sé a quién dirigirme en cuestiones navideñas, si es que en la actualidad hay alguien iluminado encargado de estos temas.

Feliz Navidad.

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