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El presupuesto que no tenía números

Falta de detalles en la presentación del pacto económico

Que un gobierno convoque una rueda de prensa para presentar unos presupuestos y empiece hablando de música puede quedar en una introducción friki sin más si lo que sigue son un porrón de números, que es básicamente de lo que está hecho cualquier presupuesto.

"Somos tres grupos que tocamos músicas distintas. Uno toca jazz, otro música étnica del mundo y el otro música clásica. Sin embargo, hemos conseguido que la sintonía sea la misma", espetó Ana Taboada al comenzar. Todos entendimos el mensaje de la líder de Somos: que PSOE, Somos e IU no se parecen ni en el blanco de los ojos pero que los tres han hecho un tremendo esfuerzo, de estos de sudar, para sacar adelante unas cuentas que van con un retraso inesperado.

Sucedió que ahí, al minuto de empezar, se acabó lo que se daba. No nos iban a enseñar el presupuesto que les había costado tanto pactar, ni nos iban a hablar de las partidas nuevas, ni nos iban a decir las inversiones para el año que viene, ni las subvenciones, ni siquiera tenían intención de detallar la cifra final. Nada de eso. Lo que iban a hacer los tres concejales durante la siguiente media hora era anunciarnos, atención, que habían llegado a un pacto, como si eso fuera novedad en un gobierno que, precisamente para serlo, lo primero que tuvo que hacer fue eso, pactar.

Los mensajes fueron aburridamente repetitivos en una sala de prensa a rebosar: que si el diálogo, que si el entendimiento, que si la buena voluntad, que si la generosidad... Donde habíamos imaginado cifras y números sólo había justificaciones y eslóganes. Los tres ediles, Ricardo Fernández (PSOE), Ana Taboada (Somos) y Cristina Pontón (IU), insistieron en el mensaje: si pensáis que estamos siempre a la gresca, aquí tenéis el presupuesto. El problema es que allí no había ningún presupuesto.

Así que la rueda de prensa para presentar las cuentas se quedó en la rueda de prensa para presumir de buen rollo y capacidad de entendimiento, que es la base de un gobierno en coalición. Y si un gobierno en coalición siente la necesidad de salir públicamente a convencernos de que se llevan bien y de que pueden acordar cosas, incluso cosas tan básicas como un presupuesto, una de dos: o es que los socios están todo el día a gorrazos o es que están dando la imagen de estar todo el día a gorrazos.

Ya se sabe que al Alcalde le preocupa mucho más que a sus socios dar una imagen de unidad, y que repite por activa y por pasiva que es tan importante llevarse bien como parecerlo. Por eso lo de ayer: era urgente salir para que no se dijera más que en enero Oviedo no tenía presupuestos, que todavía no los tiene cerrados, y, sobre todo, era urgente salir a dar imagen de unidad para contrarrestar el pifostio montado el último día del año pasado, cuando llegó IU y dijo que paralizaba la negociación y después llegó Somos y pidió que abandonara el gobierno. La brecha pública fue tan estruendosa que requirió la intervención del Alcalde, que dijo que mandaba él y que no toleraría más provocaciones entre sus socios. Ni una más. El mensaje del jefe caló de tal manera que esa misma noche ediles de Somos e IU no dejaron de mandarse mensajes de móvil hasta reconciliarse.

Aquel desencuentro se sintió como una puñalada a la imagen del tripartito y, en esencia, fue lo que aceleró la comparecencia de ayer. El presupuesto como escudo contra todos los males. Lo que nadie esperaba es que de las cuentas ni unos ni otros dijeran ni mu, más allá de unos pocos números que ya se sabían y que fueron anunciados sin micrófonos al final del acto por alguien que ni siquiera es concejal.

Así que, al final, lo que nos quedó de todo el asunto presupuestario es que hay un pacto cuyos detalles más significantes explicará la "semana que viene" el Alcalde, que ayer ni siquiera estuvo en la comparecencia, y el concejal de Economía, Rubén Rosón, que sí estuvo pero de público y en la última fila, como si fuera un oyente más y no hubiera tenido nada que ver.

Allí se supone que dirán que todo se acabó de rematar tras una maratón de más de nueve horas encerrados en el Ayuntamiento, en una sala que al final de la tarde "olía a sudor que tiraba para atrás". A sus señorías les sirvieron café para sobrellevar algún que otro momento de tensión, como cuando se tiraron casi una hora discutiendo la ayuda a la subvención Princesa de Asturias. Somos pidió una rebaja de 100.000 euros e incluso soltó que ya lo había apalabrado con la Fundación, lo que mereció el enfado del PSOE, partidario de mantenerla. Al final, la rebaja se fijó en 50.000 euros para disgusto de IU, que pidió su supresión. La coalición dijo que vale, pero que ese dinero lo gestionara otro.

Hubo tira y afloja también con la competencia del asturiano, asunto que mereció dos recesos. IU la quiere en Cultura y Somos en Participación Ciudadana. Al final se hará algo mixto: Rivi (IU) la llevará pero con Villacampa (Somos) de adjunto a su concejalía. Una solución extraña, como eso de anunciar la presentación de unos presupuestos y no dar números. Cosas de la nueva política.

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