El día 6 de Enero moría en Tenerife Francisco Fernández García, Paco, como cariñosamente le llamábamos. Una nefasta enfermedad acabó lentamente con su vida.
Su figura va unida a la Balesquida, porque además de ser el miembro más antiguo de la actual directiva de la Sociedad Protectora, pertenecía a la Cofradía desde su niñez.
A sus cualidades como persona se unía el amor que sintió siempre hacia esta tradición ovetense. Su presencia en todos los actos era notoria. Le vamos a echar en falta porque siempre lo recordaremos afanándose en todo aquello que suponía trabajar y ayudar a los demás en cualquier tipo de tarea: con las castañas en el amagüestu, tradición que se había perdido en el siglo XVIII, con los bollos el Martes de Campo, cargando aquí, descargando allá, en fin, en continuo ajetreo, ejerciendo más que teorizando.
Vivió los tiempos en que la Sociedad Protectora y la Cofradía trabajaban al unísono. Sintió siempre un especial cariño por Sánchez Matamoros, hasta ahora, el último Mayordomo de la Cofradía. Colaboró con los presidentes de la Sociedad Protectora don Juan Uría Riu, don Luis Rodríguez Prieto, don Francisco Blanco Cuesta y con el actual, don José Antonio Alonso. Su genio le impulsaba a estar siempre en movimiento y lo que nunca llevó bien fue la suspensión de la tirada de voladores que anunciaban las fiestas de Pentecostés y, sobre todo, el que la Cofradía dejase de ser civil.
Que su ejemplo nos anime a toda la Directiva a seguir trabajando por engrandecer la fiesta más antigua y popular de Oviedo. A nosotros nos queda el recuerdo de haber convivido con un compañero y amigo que siempre estuvo dispuesto a trabajar y ayudar aún cuando la enfermedad iba minando sus fuerzas.
Para despedirnos de Paco sirva una mala imitación de los versos de Jorge Manrique:
Directivo y cofrade trabajó por la Balesquida / que lo tendrá en el cielo y en su gloria / y aunque ya no está con nosotros / siempre estará presente / en nuestra memoria.
