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El Otero

Nombres en la sombra del tiempo

Sobre cómo recuperar la denominación de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, para un parque de Las Caldas

El hombre dio nombre a todos los animales, cantaba Bob Dylan allá por 1979 parafraseando al Génesis. Y el hombre fue dando nombre a todas las cosas y, en su momento, claro, a las calles, que no era plan de dejarlas innominadas. Luego, con el paso del tiempo y de los vientos ideológicos, muchos de esos nombres mudan; unos con billete de ida y vuelta y otros para nunca más volver. No hace mucho que en la ciudad se vivió alguna polémica por cambios en el nomenclátor.

Hay, sin embargo, nombres que por distintos motivos se han quedado perdidos en las sombras del tiempo. Es el caso del paseo Pablo Iglesias Posse (1850-1925) en Las Caldas. Estas líneas, siempre con vocación de ventana abierta, se hacen eco de una iniciativa que, desde hace años, encabezan vecinos de Las Caldas y que tiene en Ángel de la Fuente uno de sus firmes defensores en pro de la recuperación del nombre de Pablo Iglesias, otorgado en 1933 a la vía que, actualmente, es conocida como "El Paseo". No habiendo sido revocado el nombre de "Pablo Iglesias", lo cierto es que, actualmente, no existe placa que lo reconozca ni consta en el callejero.

Recapitulemos. El 13 de marzo de 1933, un grupo de vecinos envía un escrito al Ayuntamiento de Oviedo en el que manifiestan: "Los que suscriben, en nombre y representación de la Agrupación Socialista, Juventud Socialista, Sección de Labradores Asturianos y vecinos, mayores de edad y domiciliados en San Juan de Priorio (Las Caldas) a esa digna presidencia tienen el honor de exponer: Que existiendo una hermosa plazoleta (parque) en esta localidad propiedad del Municipio y a la cual hasta la fecha no se le ha dado nombre alguno que recuerde alguna figura histórica de nuestra nación, nos dirigimos a Ud. para rogarle someta a la aprobación de la Corporación dar el nombre de Pablo Iglesias a la citada plazoleta para honrar así la memoria del que fue en vida y sigue en muerte tan querido de todos los trabajadores españoles".

Tras este escrito, la Corporación se hace eco de la demanda y así, en el Pleno celebrado el 24 de marzo de 1933 se acuerda: "Aprobar informe de la comisión proponiendo se acceda a lo que solicita la Asociación Socialista de San Juan de Priorio para que se de el nombre de Pablo Iglesias al parque de Las Caldas".

Una vez aprobado por el Pleno, se colocó una columna con el nombre de Pablo Iglesias. En plena Guerra Civil, un camión, maniobrando, tira la columna y ya nunca más volvió a su emplazamiento.

Lo curioso es que el nombre de Pablo Iglesias no fue revocado nunca, ni siquiera en los años de la dictadura franquista. Por eso, ante esta lapsus histórico, el 10 de noviembre de 1989, el entonces alcalde de barrio, Arturo Soler Álvarez, remite un escrito al alcalde, Antonio Masip, solicitando la reposición de la columna con el nombre de Pablo Iglesias. Acompaña al escrito la firma de cincuenta y tres vecinos. Tras esta demanda se aborda el asunto en la Comisión de Personal-Interior en julio de 1990 de la que se deriva que: "No procede tomarse acuerdo alguno, puesto que el citado de 24 de marzo de 1933 no ha sido revocado, debiendo mantenerse éste, por tanto".

Posteriormente, en un decreto de Alcaldía firmado el 16 de noviembre de 1990, se concluye que: "Esta Alcaldía resuelve en el sentido propuesto por la Comisión de Personal-Interior y, en consecuencia manteniéndose el acuerdo del Ayuntamiento de 24 de marzo de 1933 por el que se dio el nombre de Pablo Iglesias al parque de Las Caldas, dispone que por la sección de Vías, Tráfico y Transporte, se proceda a la colocación de las correspondientes placas señalizadoras". Pero, misterios insondables, nunca se dio cumplimiento a esta resolución.

LA NUEVA ESPAÑA del 26 de junio de 1990 recogía parte de la noticia en los siguientes términos: "El presidente accidental de la comisión informativa, José Amado Mallada, mostró a los grupos políticos los informes favorables de Tolivar Faes y Manuel Fernández Avello, cronista oficial de la ciudad. Ambos, a pesar de ser partidarios del mantenimiento de los nombres populares, hacen constar que si el paseo de Las Caldas se llamó paseo de Pablo Iglesias y no se revocó este nombre, debe volver a llamarse como antes de la Guerra Civil".

El 17 de julio, convocado por su presidente, Antonio Masip, se reúne el órgano consultivo del callejero de Oviedo, creado por acuerdo del ayuntamiento el 5 de abril de 1988 y formado por Manuel Fernández Avello, Emilio Campos, José Girón Garrote y José Ramón Tolivar Faes. A esta reunión, además del Alcalde, sólo asiste Manuel Avello y disculpa su asistencia Tolivar. La asistencia técnica la presta la jefa de servicio del área de personal, María Jesús Rodríguez. Pues bien, la conclusión a la que llegan es que, de acuerdo al informe del señor Tolivar "debe prevalecer el nombre de Pablo Iglesias".

El escrito al que hace referencia el acta de la reunión se trata de uno remitido por Tolivar de fecha 13 de julio en el que manifiesta: "Del dictamen se deduce que en Priorio se habla indistintamente de paseo de Las Caldas y de parque de Las Caldas y que, al menos, esta última denominación existía ya antes de que el 24 de marzo de 1933 se aprobara cambiarla por la de Pablo Iglesias. Aunque mi personal parecer está siempre a favor de los nombres tradicionales (que son surgidos espontáneamente), si se considera que no existe en el dictamen que el nombre de Pablo Iglesias haya sido suprimido o rectificado por ningún acuerdo posterior, parece que, hoy por hoy, debería prevalecer".

Pero, a pesar de todos estos acuerdos, de este consenso, las placas nunca fueron repuestas.

Por tanto, a la vista de lo expuesto, me parece pertinente que, tal como reclamaron en su día los vecinos, y si ese consenso sigue vigente, en un gesto de coherencia histórica, se reponga la placa con el nombre de "Pablo Iglesias" que un desafortunado camión se llevó por delante. Un nombre que la historia, según parece, en ningún momento borró y, también, avatares curiosos, se olvidó de reponer. Quizá sea el momento de subsanar tanto olvido y llegada la hora de rescatar ese nombre que se quedó orillado en los recovecos del tiempo.

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