El pan y el agua, son elementales y eternos. Para mí el pan es como si fuera la amistad y el sacrificio. El pan es como el amigo en la mesa. Antes se juraba no romper el pan en la mesa, pero ahora ya no se jura. He comido pan de Castilla, sobre todo de Valladolid, el de Tierra de Campos, el maravilloso de Galicia y Asturias y el de la montaña de Pajares.

En Castilla lo consideraba pan de la expatriación. También he comido del pan de la expatriación en París. Las márgenes del Sena no pueden ser mas placientes. París es uno de los lugares más bellos y espirituales del mundo.

El pan de París es exquisito, blanquísimo y ligero. En días tristes me sabia amargo. El pan de la montaña de León, de Pajares de Busdongo y de Camplongo, son una delicia. El mejor plato de la preciosa montaña astur-leonesa queda incompleto sin el acompañamiento de una pataqueta, como allí lo denominan.

El Valle del Sol es un lugar adecuado incomparable para pensar. Allí arriba un esquiador, gran medico que tanto recuerdo, ya cansado de tanto ejercicio, me dijo con aquella voz tan dulce de gran vocabulario: "que me vaya descansar, a mis soledades, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos". El lenguaje interior no es más autentico que el lenguaje en voz alta; este nos protege de los demás, y aquel de nosotros mismos. Mi pensamiento se traslada a tierras riojanas, lugar de nacimiento del Padre Florencia, fundador de la Juventud del Carmelo y constructor de la Parroquia del Carmen.

Desarrolló una actividad llena de energía, bondad e inteligencia generoso fruto de su corazón y cerebro, siempre en nuestro pensamiento y en nuestro corazón, bajo cielos azules que surcaban veloces nubes blancas,

Me gusta contemplar la belleza de la tierra en el espléndido otoñal: chopos y álamos dorados, cepas con hojas amarillas, rojeces castañares, el cuchillo azul del Ebro abriéndose paso entre arboledas y sembrados donde pronto brotara la mies. Y vemos al fondo montañas de picos calcáreos. En estas circunstancias recordaba el mar bravo del Cantábrico, las playas mediterráneas de un agua de color turquesa. Y los bosques de encinas extremeñas y otros muchos paisajes de este pequeño país nuestro. Y pensar que hay mucha gente que quiere abandonar tanta y tan variada hermosura. Los sueños y ensueños son parte importante de la vida. Nuestro amor a España también. Debemos estar orgullosos de nuestro país. La ley se ha hecho para el hombre. No se ha formado el hombre para la ley. Cristo vino para abolir leyes, protocolarias, para unificarlas todas en la ley del amor.

El hombre debe ser moral no por una obligación impuesta desde fuera, sino por convencimiento; debe ser moral para alcanzar su total dimensión, para lograr su paz interior, para convivir en un mundo donde todo este mejor repartido, en el cual uno aporte todo lo que pueda al bien común y reciba lo que necesite y sobre todo actuar con dignidad.