El 8 de marzo se celebra a nivel mundial el "Día Internacional de los derechos de la mujer" para conmemorar su lucha histórica por mejorar su vida y recordarnos el verdadero papel que debería tener en la sociedad.
La verdadera igualdad reside en la conquista de la libertad de oportunidades, y esta jornada sirve para recordar las desigualdades que aún existen entre hombres y mujeres y para que nos revelemos contra la discriminación, la injusticia y la incomprensión que sufren muchas mujeres
Para que la igualdad sea efectiva, debemos de tomar dos ejes principales: la educación y la legislación. Sólo inculcando los valores de igualdad constituiremos una sociedad respetuosa y en equidad.
Es necesario el acceso a la formación y al mercado laboral en igualdad de condiciones y por ello hay que seguir incrementando las medidas a favor de conciliación laboral, hay que normalizar las situaciones sin que formar una familia suponga tener que renunciar a una carrera profesional.
Para ello debemos de seguir avanzando, ya tenemos leyes que promulgan la igualdad, pero la verdadera igualdad se consigue con un cambio de mentalidad, con un cambio de educación, logrando hacer normal el día a día de muchas mujeres que se sacrifican.
La libertad de la mujer no es patrimonio de nadie, tiene que estar por encima de las ideologías partidistas. El objetivo es común. Sólo debe diferenciarnos el camino para lograrla y las diferentes medidas que queramos aplicar.
Ante una declaración institucional, las fuerzas políticas deben destacar lo que les une y no lo que les separa. No es momento de utilizar la igualdad como arma política porque objetivo común es lo que hay que reforzar y destacar.
Una declaración institucional debe poder ser suscrita por toda la sociedad a la que representa, y esta semana en el Ayuntamiento de Oviedo no hemos sido capaces de lograr una declaración de consenso a favor del Día Internacional de la Mujer.
Los que están empeñados en imponer su voluntad, en diseñar e inventar una ciudad solo a su medida, han intentado imponer su criterio una vez más.
En Oviedo, el Gobierno, o mejor dicho, dos de los grupos políticos que lo componen (IU y Somos Oviedo), se negaron a consensuar un texto imponiendo sus propuestas ideológicas por encima del interés común. Sus intereses fueron para ellos más importantes que el objetivo general: destacar la igualdad entre el hombre y la mujer, la igualdad de derechos y oportunidades, y tener un reconocimiento a lo que tantos años de opresión y sufrimiento ha costado y sigue costando a muchas mujeres.
