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Arquitecto

La gestión del Prerrománico, mejor pública

La idoneidad de la Dirección de Patrimonio y sus funcionarios para cuidar del principal tesoro asturiano

Tras asistir hace algunas semanas a las jornadas científicas sobre el prerrománico, organizadas por la dirección general de Patrimonio Cultural y la Universidad de Oviedo, debo comenzar agradeciendo el esfuerzo a ambas instituciones por establecer y desarrollar este tipo de iniciativas de divulgación científica sobre un tema de tanto calado y que reviste tanta urgencia. Pocas veces se combinan, tan claramente, dos factores determinantes -la urgencia y la importancia- como lo hacen en nuestro prerrománico. Es vital destacar, también, la acuciante necesidad de entendimiento entre las grandes instituciones para que, sin apuntar responsabilidades que enturbien el diálogo, el Ayuntamiento de Oviedo no tarde en aparecer junto a las dos anteriores. No olvidemos que el prerrománico asturiano catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco se encuentra principalmente en esta ciudad.

Las jornadas, una vez satisfecha plenamente una inquietud historiográfica, mostraron técnicamente el muy deficiente y preocupante estado de conservación en el que se encuentran algunas figuras señaladas como es el caso de San Miguel de Lillo o San Julián de los Prados, donde se debe actuar a la mayor brevedad. Asímismo, existe la necesidad perentoria de divulgar y profundizar en los estudios científicos de los quince elementos de los que se compone el prerrománico asturiano.

Pero el tema subyacente en las jornadas y principal en la mesa redonda, fue la forma de gestión del prerrománico asturiano, surgiendo diversas propuestas: fundación, patronato, comisión, agencia... Mi forma de pensar, además de mi experiencia profesional, hace que persevere en mí la idea de una mayor eficiencia en la gestión privada frente a la pública, siempre que exista garantía de competencia abierta y transparente, salvo para áreas tan concretas como la sanidad, la educación o el patrimonio cultural; en estos campos, la administración pública debe ser fiadora y proveedora de buenos servicios. Una fundación al estilo de Santa María la Real de Palencia no deja de ser un ente subvencionado en una gran medida por fondos públicos por lo que, si debemos (y debemos) aumentar el presupuesto destinado al prerrománico asturiano, confiemos en nuestra dirección general de Patrimonio Cultural y en la profesionalidad e independencia de nuestros funcionarios. Reforcemos ese equipo con los medios económicos y humanos necesarios para completar los estudios, mejorar las actuaciones y ampliar la difusión.

De lo contrario, como muy acertadamente apuntaba la doctora Utrero en dichas jornadas, la privatización de la gestión del prerrománico no dejaría de ser un fracaso de nuestra Administración y, por ende, de todos los asturianos.

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