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Teniente de alcalde

Si esto es Europa...

Unos holandeses tiran monedas a unas mujeres que piden limosna en la plaza Mayor de Madrid, para ver cómo se pelean por un puñado de euros. Un eslovaco orina encima de una mendiga. En el campo de concentración de Idomeni, en la frontera macedonia, miles de personas se consumen en el barro, bajo la lluvia, atacadas por enfermedades, atrapadas en la pesadilla europea. Son tres retratos de la Europa que hemos ido creando, decisión política tras decisión política, desde los despachos donde se sientan nuestros presuntos representantes.

Para justificar ante los ciudadanos europeos la vergüenza de Idomeni y de la deportación a Turquía, se atiza la desconfianza hacia el otro, se acepta el crimen de pobreza como un crimen que merece la muerte y el escarnio. ¿Qué autoridad moral tienen los líderes europeos que deciden encerrar, bloquear y finalmente exportar, como si se tratara de basura, a cientos de miles de personas, para afear la conducta a los cachorros que humillan a los pobres en los entreactos de los partidos de fútbol?

Estamos en un tiempo crucial, en el que nos jugamos el todo por el todo. El racismo y el fascismo vuelven a campar por la tierra, como en los tiempos de nuestros abuelos. No podemos permanecer impasibles ante el crimen que la UE consumará hoy, la exportación en masa de miles de desesperados a Turquía, un país que no garantiza los derechos humanos, en una flagrante violación de los convenios internacionales y de la más elemental humanidad.

Para reivindicar otra Europa, para crearla, las personas de bien no podemos quedarnos calladas. Ante la inacción del Gobierno, ante las trabas burocráticas y las telarañas legales, los y las ovetenses, y la sociedad asturiana, debemos unirnos por encima de cualquier partidismo para exigir el final de esta barbarie. En la casa Consistorial de Oviedo ya no ondea la bandera europea, en señal de nuestro dolor y nuestra vergüenza. Pero si la conciencia no sirve para que nos pongamos en marcha, no sirve para nada.

Primo Levi, superviviente de Auschwitz, reflexionó en "Si esto es un hombre" sobre lo que el asesinato industrial del diferente le ha hecho a la naturaleza humana. En esta nueva fase de cada vez más evidente totalitarismo capitalista, el Estado ya no es el que mata, es el que deja morir. Permitir que el crimen sirio se consume sin actuar supone pasar un Rubicón del que será difícil volver. Convoquemos ya una mesa ciudadana abierta, compuesta por la sociedad civil, agentes culturales y sociales, partidos, colegios profesionales (medicina, abogacía...) entidades ciudadanas y organizaciones no gubernamentales de esa sociedad nueva que inunde las calles y los foros públicos de sentido común, humanidad, solidaridad y dignidad. Si aquello es Europa, es imprescindible construir otra nueva.

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