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La mar de Oviedo

Muro

El gran periodista de la TPA, Justo Braga, sube a mi muro de Facebook la desgarradora imagen de un sirio de unos treinta años, en cuclillas sobre un suelo de guijarros, quizá una playa, entre las piernas de otros refugiados; a su espalda una joven agachada, con la cabeza cubierta, deja ver medio rostro; nuestro protagonista lleva entre sus manos media torta sobre papel de plata y apoya su antebrazo en un hatillo; viste pantalones tejanos y anorak; su cabeza se inclina sobre eso que trae entre manos y va a compartir; en realidad, se estremece por lo que le espera o lo que perdió; es moreno, delgado, de pelo negro y bien cortado, como si hubiera ido al peluquero antes de emprender la travesía a ninguna parte, y llora abatido, llora amargamente, mientras su hijo extiende la mano y le toca la frente para consolarlo. Se me parte el alma. ¿Cómo podría yo convertir mi muro en un peldaño?

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