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La mar de Oviedo

Mustang

Sé de Mustang porque leí toda montaña y mar de la Editorial Juventud, y la aventura de Michel Peissel por Mustang, entonces reino prohibido en el Himalaya; sé de Mustang porque es el nombre de los caballos cimarrones de Norteamérica, introducidos por los españoles, y viene de "mesteño", animales sin dueño que en Castilla adjudicaban a las mestas; sé de Mustang porque fue una guitarra famosa en los 60, que costaría diez veces más que las mejores, de aquella 50.000 pesetas en el Vila de la calle Santa Cruz, que usaron los Mustang (de Santi Carulla) y ya quisieran los Luke y los Yeppes pravianos; sé de Mustang porque tuve un Ford Mustang, en los 80, en México, y viajé con él a Mustang (Texas) y a Mustang (Oklahoma), y sé de Mustang porque, en el magnífico largometraje de Deniz Gamze, es un pueblo del norte de Turquía donde cinco hermanas luchan por su libertad. Merece la pena la película, y la lucha.

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