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Voy a contar una historia

Sobre el trato de las administraciones a las personas con problemas de movilidad

Es una historia real contada por los propios protagonistas, unos ciudadanos españoles residentes en un pueblo austríaco no muy grande en el entorno del lago Constanza próximo a la frontera con Suiza.

El padre encontró trabajo en aquella zona y echó raíces. Allí se casó y tuvo, además de un chico, una hija con algún problema físico que no viene al caso especificar pero que quedaba a la vista y que como consecuencia del mismo, fue catalogada como persona con discapacidad.

El problema en cuestión le afectaba el lado derecho del cuerpo, tanto la pierna como el brazo, pero aunque ayudada por unos bitutores, su vida transcurrió siempre con normalidad. Quiero decir que fue escolarizada, acudió al instituto y más tarde a un colegio profesional en el que hizo algo similar a lo que aquí llamamos empresariales.

El caso es que, cuando se encontraba próxima a la graduación, recibió una carta del Ayuntamiento en el que se la emplazaba para una entrevista y en la que se le pedía acudiera acompañada de sus padres o tutores.

Aquello produjo cierta inquietud hasta que llegó el momento de la entrevista en la cual se les dijo claramente que se dirigían a ellos en razón a la discapacidad física de su hija. A su padre, le preguntaron si trabajaba o sufría alguna dolencia por la que pudiera ser jubilado y si entre su proyecto de vida entraba la vuelta a España. Él respondió que no, que tenían otro hijo desarrollando su vida profesional allí y que su hija, la que había motivado la entrevista, también prefería quedarse y que aunque a ellos les gustaría volver a morir a España, se quedarían junto a sus hijos y posibles nietos.

La respuesta del funcionario municipal fue simple y concisa: "Mire, si es como me dice y dado que su hija, a la que venimos siguiendo a través del expediente que nos ha hecho llegar cultura, tiene una discapacidad que puede mermar su posibilidad de acceder al mercado de trabajo, le proponemos que pase a engrosar la plantilla municipal en el Ayuntamiento en el departamento de contaduría para lo que ella ha recibido formación, durante los tres próximos años. Si transcurrido ese plazo lo quiere dejar e incorporarse al mercado privado lo podrá hacer cuando quiera. Tenemos aquí los papeles para que los firmen".

Esto que cuento es impensable en nuestro país, donde para los discapacitados prevalece la ley de sálvese quien pueda, y debería hacer meditar a los políticos. Algunos dirán, "ya pero es que aquel país es rico", y yo digo, a lo mejor es que en aquel país los funcionarios ponen mucho celo en su trabajo, los ciudadanos pagan sus impuestos y los políticos no se ven constantemente inmersos en problemas de corrupción.

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