En la última edición de Madrid Fusión, su presidente, José Carlos Capel, declaraba públicamente el abandono de la cocina de vanguardia, es decir, las esterilizaciones, deconstrucciones y demás.

Con esta declaración de principios, Capel ha sido capaz y valiente no solo de anunciar públicamente el declive de la cocina de vanguardia sino que además abre un nuevo camino al manifestar que ahora se cocina de otra manera, "se cocina con el ALMA", ( El País, 30-1- 2016).

Este nuevo concepto, que no es nuevo, pasa por volver la mirada hacia los orígenes gastronómicos de nuestro país; a la buena mano, a las esencias; a los sabores puros, al buen producto, es decir, a la cocina con ALMA que es la que realizaron siempre nuestras mujeres a lo largo de toda la extensa historia de la alimentación.

Con este tiempo nuevo la cocina española entra de lleno en el camino de restituir la dignidad perdida a lo largo de los últimos años.

Se llama cocina post-vanguardia. En ella se dan la mano y se unen, salud, arte y gastronomía, buscando una de las esencias de la vida "el sentido del gusto". Ahora se trata de comer y disfrutar de lo que se come conociendo lo que se come, reduciendo el número de ingredientes, en donde éstos van a ser visibles cumpliendo el papel que les sea asignado, porque todo ingrediente que sea innecesario va en detrimento del resultado final del plato que se elabore.

He de confesar que me congratula enormemente este nuevo tiempo que viene, la cocina con ALMA y con AMOR, en donde el saber culinario se reelabora bajo nuevas formas y unidad de criterios, y en donde no todo vale.

Cocina que trae nuevos principios, con un ejercicio personal y propósitos de crear platos que evoquen, sugieran y creen sensaciones, donde se busquen composiciones simplificadas y formalmente organizadas y sobretodo, donde se libere de muchas ideas concebidas de la trasnochada cocina de vanguardia con su tendencia a disfrazar los platos.

¿Qué futuro nos espera? Según el filósofo Quico Sosa. "Si la tendencia se queda en lo superficial, pasará. En cambio, si se genera cultura real puede perdurar".

Creo que esta nueva etapa puede ser muy positiva para la gastronomía española aunque va a estar en función del sustrato de profesionales preparados que existan en esta nueva tendencia.

Además, con bastante probabilidad, sólo los profesionales de la cocina capaces de cultivar un estilo personal e independiente sobrevivirán y podrán despojarse de las vestiduras para de ese modo, liberarse del yugo de la cocina de vanguardia.