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Con vistas al Naranco

Bomberos después de Heráclito

Sobre el incendio que costó una vida tras arrasar un edificio en el centro

"Ante semejante suceso, todo lo demás es secundario", de la carta de Jesús Sanz Montes, arzobispo, leída en el funeral de Eloy Palacio.

"Temer el fuego y acercarse al fuego", Zayas, María de.

Cortázar, en uno de sus cuentos más afamados, deja abierta la preocupación de unos bomberos por el viento norte. Al relatar puntillosamente el reciente incendio ovetense, el equipo de auténtico premio informativo (E. Pello, D. Orihuela, Á.Fidalgo, M. Pérez, E.Vélez, Pablo González, M. L. Serrano, Miki López, Irma Collín, Pedro H., Fernando Rodríguez...) coordinado por A. Faes, y el muy sabio Emilio Campos, evocaban, en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA otro catastrófico suceso que marcó la historia de la ciudad, acaecido la Navidad (entonces 31 de Diciembre) de 1521. Sin embargo, aquel desolador viento propagador fue sureño que, en la segunda frase de La Regenta, otra cumbre aún mayor de la Literatura, marea a los vetustenses.

Recuerdo el día, bien antes de que yo intentara aventuras municipales, que Corsino Suárez y Arturo López me propusieron presentase en la Feria de Muestras de Gijón al responsable de Bomberos de Madrid, cuyo mensaje se centraba en que "la falta de incendios había aletargado el interés de los ciudadanos en mantenerse precavidos ante el fuego". Corsino, filósofo él mismo, había fundado el Instituto Heráclito, junto a Arturo, Eugenio, Zúñiga, J. L. Fernández y algunos otros clarividentes bomberos ilustrados. Corsino, libertario, me llevó a conocer a la legendaria Federica Montseny, primera mujer ministra, y a Enric Marco, "El impostor" de Javier Cercas.

De aquella escribieron folletos, dieron charlas (les evoco en los tristemente desaparecidos Cines Clarín y Brooklyn) y nos mentalizaron a muchos, entre los que estaban Marcelino Arbesú, que creo hizo los estatutos, y Gustavo Bueno. Antonio Simón Méndez, tan buen concejal, introdujo el espíritu de los bomberos voluntarios y de Protección Civil, extendiendo incluso una tupida red de contactos internacionales, y también luego García Casal, que, con Pisano al frente, nos importó alguna medida que practicaban en la hermana Bochum. Faustino G. Alcalde, consejero del Principado, los valoraba mucho en el lanzamiento del parque de La Morgal.

La novelista Montserrat Roig dedicó a Corsino un magnífico guión televisivo que espero se conserve. Poco después, el mismo Corsino Suárez fallecía en un fallido rescate en los Picos de Europa, con una ejemplar brigada vasca, de la que formó trágica parte un hijo del senador Renobales, profesor de Deusto, y la madre de la hoy popular en RTVE Anne Igartiburu.

Como me decía Mauricio, antiguo jugador de rugby, argentino como Cortázar, que en su día sofocó el incendio de mi vivienda, el fuego se reaviva engañoso cuando se cree apagado para culminar en dramas como el que nos embarga.

Ojalá se tomen civilmente debidas notas, del fuego traidor a cualquier viento y del heroísmo y el sacrificio de Eloy. De Corsino y los "heráclitos" las tomé ya ha mucho.

Sé también que el concejal Ricardo Fernández es muy serio y buen tipo.

En la ciudad es siempre mucho más importante lo que no se suele ver.

Decía Fray Luis, superados los vientos: "El aire se serena / Y viste de hermosura y luz no usada".

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