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Por los caminos de Asturias

Siñériz: el cervantista asturiano precursor de la Unión Europea

Las avanzadas teorías del ilustrado de El Franco que escribió su propio "Quijote"

En un artículo anterior sobre escritores asturianos que hicieron imitaciones del "Quijote" (que Jovellanos le reprochaba a Bernardo Ribero y Larrea, el autor de el "Quijote de la Cantabria", porque "es una de aquellas producciones que atestiguan a la república literaria cuánto es peligroso el empeño de imitar los grandes modelos"), seguramente por motivos de espacio, la referencia a don Juan Francisco Siñériz y Trelles se redujo a una línea, aunque mereciendo él algunas más, siquiera sea por las muchas que escribió sobre los asuntos más variados.

Siñériz, nacido en Sueiro, en tierras de El Franco, en 1778, es una personalidad muy típica del convulso e ilusionado tiempo en que vivió. Su familia era distinguida y vivía acomodadamente de las labores del campo. Compartió sus primeros años con la ayuda a las labranza de la casa y la lectura de Virgilio y Horacio, hasta que, al alcanzar la edad ingresó en la Universidad de Oviedo, cursando todos los estudios de la Facultad de Filosofía y casi todos de la de Jurisprudencia. Hacia 1802, obtenido el grado de bachiller, regresa a El Franco, donde se dedica a estudiar y a escribir, habiendo quedado toda su obra inédita. Se casó joven y enviudó a los dos años.

Destinado por su posición y aficiones a ser un ilustrado de pueblo, la invasión francesa de 1808 le saca de ese proyecto de vida rutinaria. En Oviedo se puso al servicio de la Junta General. Fue secretario de la nueva comisión asturiana que se trasladó a Inglaterra en 1809 en demanda de más auxilios contra las tropas napoleónicas. Según anota Constantino Suárez, Siñériz aprovechó para perfeccionar su inglés.

De vuelta a la patria, se le encomendaron otros cometidos. Terminada la guerra, regresa a la aldea, donde se dedica a cuidar su hacienda, a leer y a escribir, desempeñando eventualmente cargos públicos, desinteresadamente.

En 1826, con cuarenta y ocho años, da por terminado el periodo bucólico. Parte a Madrid con el propósito de "acopiar nuevos conocimientos y dar publicidad a sus obras". Entendía, con buen sentido, que residiendo en la aldea nadie repararía en él. No obstante, Madrid no estaba llena de editores dispuestos a imprimir lo primero que les presentasen. Pasaron cuatro años para que Siñériz publicase su primera obra, "Compendio de las artes y las ciencias", refundición de un libro inglés. Fue acercándose al mundillo intelectual madrileño.

En 1833 ingresa en la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, la Sociedad Económica de León le hace socio honorario, pertenece a la Academia de Ciencias Naturales y le hacen vocal de la Junta Directiva del Colegio Nacional de Sordomudos. Trabajó como censor del Boletín Oficial de Madrid. Siguió escribiendo y publica "Nuevo plan de gobierno económico doméstico" con lecciones para vivir sin empeñarse y reglas fijas para que cualquiera pueda reunir un capital propio al cabo de cierto tiempo, entre otras obras.

El éxito le llega en 1836 con "El Quijote del siglo XVIII, o historia de la vida y hechos, aventuras y fazañas de Mr. Le Grand, héroe filósofo moderno, caballero andante, prevaricador y reformador de todo el género humano. Obra escrita en beneficio de la humanidad y aplicada al siglo XIX".

Fue publicada en Barcelona en 1841 con el título de "El Quijote de la Revolución". Se trata de un Quijote ideólogo, aunque Siñériz no se manifiesta en él demasiado al día, ya que continúa refiriéndose a los "filósofos" cuando en Francia hace años que ha sucedido la revolución de 1830. No obstante, un escritor de prestigio europeo, como Cantú, le pone a la altura de Larra, Mesonero Romanos y Miñano. El "Quijote" de Siñériz se divide en cuatro tomos. En los dos últimos, según Cotarelo y Mori, pierde la línea argumental y se dedica a hacer libros de viajes. No contento Siñériz aborda a otra figura literaria, publicando en 1844 "El Gil Blas del siglo XIX", cuyas aventuras comienzan en la Guerra de la Independencia y continúan con la relación de lo acaecido en España hasta 1844. Publicó también en 1839 una "Constitución "Europea, con cuya observancia se evitarían las guerras civiles, las nacionales y las revoluciones, y con cuya sanción se consolidará una paz permanente para Europa. Es la única obra que hoy puede consultar el lector, ya que en 2005 la Junta General hizo una edición, a cargo del profesor José A. Tomás Ortiz de la Torre.

Siñériz se adelantó, con una decidida visión europeísta, a los proyectos de paz perpetua, convirtiéndose así en el precursor español, y asturiano, de la constitución europea. Poco caso debieron hacerle a Siñériz, ya que su constitución es una prédica en el desierto, y es una lástima, ya que es notable, siquiera sea por su brevedad: consta de trece artículos.

Siñériz falleció en Madrid en 1857, Merece ser recordado por su versión del "Quijote", que con seguridad pocos leyeron en este siglo, y por una constitución en la que se adelanta a su tiempo, proponiendo la creación de un tribunal internacional, para el que da detalles precisos.

Aunque yo sea contrario al Mercado Común, que de mercado libre no tiene nada, ya que está intervenido por un banco único y político, es digno de destacar que uno de los primeros constitucionalistas asturianos que pensó en la idea de Europa fue un ilustrado de El Franco.

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