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Primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Oviedo

Del Fueyo como servicio público

El resultado de una nefasta gestión de los gobiernos del PP

Cuando pague usted el IBI, acuérdese de que una parte va para Miguel Ángel Menéndez del Fueyo. Cada vez que meta dinero en un parquímetro, reserve unos céntimos para este ciudadano, amigo que fue en su momento de Gabino de Lorenzo, promotor del Centro Cívico, y del aparcamiento de Longoria Carbajal. Acuérdese de su nombre, y del que le hizo rico a costa de nuestro dinero, Gabino de Lorenzo, y de los que fueron comparsas, como Agustín Iglesias Caunedo, y sepa que no fue un accidente, ni una catástrofe natural: ha sido alguien que decidió acelerar a toda máquina contra un muro, sabedor de que el herido y los muertos de este impulso suicida iban a ser otros. En concreto, los ovetenses.

Todo empezó en despachos, entre constructores y hombres de fortuna, como el exministro Rodrigo Rato Figaredo, con acuerdos entre amigos y compañeros de viaje. La familia Figaredo tenía un palacete destinado a la expropiación y considerado de interés público, un espacio inservible para la especulación inmobiliaria que tan buenos frutos ha dado a algunos, y tan nefastas consecuencias ha tenido para todos los demás. Primero se planteó un convenio, con el Club de Tenis y la empresa de Del Fueyo, que tenía un alquiler con opción a compra sobre el palacete de los Figaredo. El objetivo era encomiable para alejar cualquier crítica de la operación, ya que el Ayuntamiento tenía intención de ceder el palacete a la Casa Real para una sede permanente en la capital del Principado y dar espacio a la Fundación Príncipe de Asturias. A medida que el convenio se fue plasmando, y empezó a generar polémica, la cosa desbarrancó: la Casa Real rechazó cualquier vinculación en el asunto, el Club de Tenis se echó atrás y todo quedó entre dos viejos compañeros de partida, De Lorenzo y Del Fueyo. El empresario pidió demasiado, Gabino quiso bajarle los humos, y se pusieron a echar un pulso que acabó por el camino de en medio, la expropiación. El resultado de esta nefasta gestión es de público conocimiento, porque Villa Magdalena resume la tormenta perfecta de la política del PP, es como España en pequeñito, un botín para unos pocos y una ruina para la mayoría. Porque en Villa Magdalena se une la ley del Suelo de Aznar, origen de la burbuja inmobiliaria, con la gestión personalista y temeraria del PP en mayoría absoluta, con los beneficios para los amigos y los correligionarios, y con el desprecio a la ley. Porque si Gabino de Lorenzo (y su sucesor, Agustín Iglesias Caunedo) hubieran cumplido sus propios acuerdos, como les pidió la oposición pleno tras pleno, y año tras año, el "palo" de Villa Magdalena se hubiera quedado en 11,2 millones de euros. Personas con nombres y apellidos decidieron no hacerlo. A ellos debemos, todos los ovetenses de corazón y razón, pedirles responsabilidades. Deberían afrontar este despropósito de su propio bolsillo.

Como equipo de gobierno, nosotros estamos al lado de las personas que madrugan todos los días para salir adelante. Llegaremos al fondo de este asunto, para que los culpables no queden impunes, y trabajaremos para que los desmanes del gabinismo no afecten a las políticas sociales.

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