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Alepo sin pediatra

La ciudad siria se queda sin el último médico infantil

Alepo, en pleno dolor sirio, se quedó sin el último pediatra, muerto en medio de la locura bélica. Mi afecto hacia los médicos pediatras.

Fui íntimo de Emilio Rodríguez-Vigil, al que puse el nombre de una calle, y con el que estuve muy compenetrado. Incluso, al final, era apoderado civil suyo, compartiendo mandato con el inolvidable Tito Miaja. De pequeño me trataba don Luis Azcoitia, del que hablo en mis libros, no siempre bien considerado por sus compañeros galenos, en el que mi madre, sin embargo, tenía fe ciega. No en vano me logró hace setenta años ¡siendo sietemesín!

Antonio García Oliveros fue un pediatra, intelectual asturianista, que a su muerte legó a través de su hijo J.M.García Navia su cuidada biblioteca al Ayuntamiento, enseguida cedida a la Ramón Pérez de Ayala de El Fontån. A García Navia le otorgamos, a iniciativa del bueno de Rodrigo Grossi, la medalla de Oviedo, en el acto que proclamamos hijos adoptivos a la exdiputada doña Veneranda García Manzano y al canónigo don Luciano López G. Jove. Cuánto hemos de agradecer la labor del Dr.Melquiades Cabal reseñando las biografías de sus colegas y boticarios y no digamos a Tolivar Faes, también galeno, cuya admirable obra, "Nombres y cosas de las calles de Oviedo", bien requiere ya una cuarta edición ampliada.

Del entrañable equipo de Emilio ha desaparecido no ha mucho Matilde Roza que cuando dirigió el HUCA tuvo acierto con mi situación neurológica y rehabilitadora.

Dicen que mientras una parte de la Humanidad padece hambre otra tiene obesidad y patologías derivadas. Lo mismo pasa con las guerras y la paz, que tan poco se valora donde se tiene. Nunca comprendí bien ese regusto pro belicista que, de maneras sin duda tan diversas y literarias, tenían Jesús Evaristo Casariego, o Ernst Jünger, a los que traté.

No me valen las guerras ni de unos, ni de nadie.¡Me valen la Cruz Roja y Médicos sin fronteras!

En fin, tengo a Alepo en el corazón, y a ese desconocido último pediatra.

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