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Concejala del PP en el Ayuntamiento de Oviedo

Un desfibrilador de tontos para Oviedo

La tendencia a la demagogia del tripartito que gobierna la ciudad

El gran Carlos Herrera mantiene que hará falta poner "un desfibrilador de tontos en las ciudades, para que cuando entre un tonto en crisis, le den una descarguita y se le quite, aunque tonto seguirá siendo". Me viene a la memoria esta irónica y magnífica descripción de la situación que vivimos con la aparición de los nuevos salvadores del mundo desde la radicalidad tras leer el artículo que publicó Diego Valiño en LA NUEVA ESPAÑA el pasado lunes para continuar dando pábulo a la campaña de acoso y derribo contra Agustín Iglesias Caunedo. Evidentemente, en Oviedo también necesitamos ese "desfibrilador de tontos", dicho sin el menor ánimo de ofender, pero sí de ser gráficos en la descripción del papelón que tienen que jugar algunos. El mencionado artículo no se justifica ni siquiera desde la vertiente del conocido afán de notoriedad de un personaje al que su partido y el tripartito han colocado al borde de la marginalidad, sin más papel que asistir como palmero y espectador sin voz ni voto al desmantelamiento de Oviedo.

El señor Valiño ataca a Agustín Caunedo por haberse atrevido a constatar que Javier Fernández se equivocó cuando gritó el "¡No pasarán!" dirigido a Unidos Podemos porque, en realidad, el propio Javier y su partido ya los han dejado entrar en Asturias y en Oviedo. Y también por constatar que el PSOE consiguió el peor resultado de su historia en Oviedo y que como premio se prestó a ser una mera comparsa en manos de Taboada y Rosón. El señor Valiño debe ser el único ovetense que no sabe que esas afirmaciones se ajustan palmariamente a la realidad que vivimos en esta ciudad.

No sé si la solución es "un desfibrilador de tontos" pero algo habría que hacer para librarnos de esta tendencia tan infantil a la demagogia y a intentar construir verdades a fuerza de repetir mil veces mentiras. El tripartito ha hecho cuestión de honor demostrar que Caunedo no trabaja. Con una mínima descarga del desfibrilador es fácil entender que si fuera verdad no lo dirían; antes, bien al contrario: lo alimentarían para quitarse de delante a un enemigo político. Lo cierto es que mienten y lo hacen porque tienen miedo, porque saben que Caunedo es hoy la alternativa real al tripartito y el dique que desmorona sus intentos de desmantelar Oviedo.

El mantra lleva también a tratar de culpar a Caunedo hasta de la muerte de Manolete, cuando saben que su única vinculación con los reveses judiciales que hemos sufrido todos los ovetenses ha sido gestionar tan bien las cuentas que hoy el ayuntamiento puede afrontar sin problemas estas situaciones.

Valiño es la mejor imagen de este PSOE en descomposición: a la gente seria, responsable y con experiencia que construyó este partido durante más de cien años la sustituyen funcionarios de la organización o arribistas de un carguito, dispuestos a darlo todo (orgullo, honor y moral) por cumplir sus venganzas o ampliar su curriculum de obedientes edecanes. Que Valiño y el resto de sus compañeros de grupo no sientan vergüenza de ser unos títeres en manos de Taboada y Rosón tras ser responsables del peor resultado electoral de la historia de su partido, eso sí, querido Valiño, que resulta deleznable. Y que sigan sirviendo de palmeros a quienes están devorándolos poco a poco es ridículo y demuestra la verdadera categoría de estos personajes.

Visto lo visto creo que con un solo desfibrilador no vamos a tener bastante.

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