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Con vistas al Naranco

"Brexit", vieja idea, futuro inmediato

Reflexiones tras la decisión de los ingleses de abandonar la UE

A la memoria de Jo Cox

En mi segundo verano en Inglaterra, el director del Anglocontinental de Bournemouth me lamentaba "le gran Non à l'Angleterre" que habría pronunciado el General De Gaulle.

Mi confusión sí que era grande. En aquel 1966 el Mercado Común y el gigante estadista galo me eran muy lejanos. Han pasado muchos años y no son los ciudadanos británicos los que exigen entrada alguna sino que, al contrario, refrendan la salida de un club que para un personaje de Ian Mcwan era una sociedad enloquecida a la que conducía el premier Harold McMillan.

El jueves pasado decidieron irse y abrir un complejo proceso de desenganche empobrecedor, aunque Escocia y su petróleo podrían volver pronto. Si estuve de recién veinteañero muy lejos, me tocó, sin embargo, no ha mucho debatir con la Embajada de UK en Bruselas su apartamiento de la directiva de asilo político, por el entonces "informe Masip Hidalgo", y pertenecer luego a una mesa de negociación con unos comisionados de la Cámara de los Lores que buscaban la radical salida de la jurisdicción del Tribunal de Luxemburgo en todo lo referente a JAI, "Asuntos de Justicia e Interior".

El "Brexit" estaba cantado en la actitud de muchos euroescépticos que, envejecidos, tienden al extremismo de corto alcance; suicidio muy parecido al de la piel de toro con unos cuantos catalanes, algunos incluso de apariencia izquierdista, partidarios de la llamada decimonónicamente "acción directa".

"¡Que se vayan y nos dejen en paz!", escuché cómo repetían en los pasillos varios colegas de todo el espectro lingüístico, ideológico y climático en la Bruselas y el Estrasburgo que conocí durante un decenio.

Con desesperante actitud genuflexa, la Comisión Europea no supo negociar. Para mí, que tras aquel 66 del director de mi colegio inglés deberían haberse dejado las cosas claras y exigentes desde la que fue mi Brubru, que nuevamente adolece de la mirada larga de Delors, Spinelli, Kolh y Felipe González. Veremos ahora qué sucede con las dudas danesas y holandesas, el crecimiento de la extrema derecha, la desestabilización griega, el efecto contagio, los exasperantes nacionalismos, la federalización de la zona euro, la derechización electoral a muy corto plazo y la multa y el déficit españoles.

Los ciudadanos deberíamos estar más atentos si cabe. En cualquier caso es una bendición que contemos en Asturias con un eurodiputado de la calidad y perfil de Jonás Fernández.

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