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Concejala del PP

Cruella de Vil y su doble moral

Respuesta a la alegría de la teniente de alcalde tras la sentencia contra el exjefe de la Policía Local

Regodearse del mal ajeno no es un valor revolucionario; simplemente muestra la verdadera catadura personal, humana, de quien lo hace. Y tratar de utilizar todos los hechos para el propio interés político de quien lo hace es la expresión de esa forma de hacer política que ahora nos invade y que muestra más la revancha que la esperanza; más el resentimiento que una alternativa real y diferente de gobernar.

Viene todo esto a cuento del artículo con el que Ana Taboada expresaba ayer en este mismo periódico todo el odio que lleva dentro y la alimenta: partiendo de la condena al ex jefe de policía municipal, regodeándose de ella y con ella, tira por elevación y arremete de nuevo contra el Partido Popular y los 24 años de gobierno que han transformado Oviedo. Según la señora que acosa -dicho, no en la vertiente de violencia de género, sino en la más cercana: no lo deja al hombre casi ni ir al servicio sólo para no perder una foto o la oportunidad de demostrar que la que manda es ella- al titular de la Alcaldía de Oviedo, Wenceslao 'cruasán" (se lo están comiendo cuerno a cuerno) López, Oviedo es más limpio desde la confirmación de la sentencia al ex funcionario. Y lo dice alguien a quien la grúa le devuelve el coche sin pagar el arrastre, que apoyó ocupaciones de edificios, acosó a oponentes políticos, que protagonizó guerras civiles en el seno de todos los partidos de la izquierda por los que deambuló quien tantos odios le transmite desde bambalinas... Lo dice alguien que lleva un año en el Gobierno municipal y no ha hecho nada más allá de poner un cartel en el balcón y una bandera arcoíris en los pasos de cebra, todo ello gran signo de limpieza e integración.

No seré yo quien discuta una sentencia de los tribunales y más cuando ha sido ratificada. Pero, tampoco quien se alegre y utilice con tan poca categoría moral y humana el mal ajeno.

Estos nuevos salvadores de la patria quieren ganar las batallas de sus bisabuelos y abuelos. Tienen una mala enseñanza de partida, porque han dibujado nuestro pasado a partir, no de datos históricos constatables, sino a partir del resquemor de las heridas de sus antepasados. Y ahora quieren vengarlos. Son la expresión política del resentimiento y, en cuanto a gestión, el mejor ejemplo de vaciedad política, de inconsistencia moral y personal y de incapacidad para hacer algo más allá de sus juegos infantiles de revolucionarios trasnochados.

La señora Taboada se alegra del castigo a un funcionario, como se alegra de cada revés que recibe esta ciudad, sin darse cuenta de que sólo se equivoca quien hace algo más que colocar a amiguetes de revolución y pintar un panorama en el que se utiliza a homosexual, lesbiana, feminista o víctima de violencia de género, no para defender sus derechos que todos respetamos, sino para convertirlos en pantalla de los poderes públicos revolucionarios. Cuando es evidente que en Oviedo ya existía una sociedad respetuosa e integradora con todos, sin necesidad de pintar el arco iris en el escudo de la ciudad o en la frente del Alcalde títere que tan bien maneja la Cruella de Vil de la política ovetense.

Estamos ante la expresión de una revancha política que pretende recuperar la fractura entre los españoles con una inquina y odio gerracivilista que todos pensábamos que había quedado enterrado y superado con la modélica transición política que vivimos. Oyendo y leyendo a esta mujer es evidente que no ha sido así. Cuando acabe con el cruasán y con los 101 dálmatas (incluidos los de su propio partido) vendrá a por todos los ovetenses... No sé si es para dar miedo o para troncharse de risa.... El tiempo, y la decisión que tomen en las urnas los ovetenses, lo dirá.

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