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Concejala de Somos

La gangrena del PP de Oviedo

La inexplicable defensa que hacen los populares del exjefe de la Policía Local, condenado por saltarse la legalidad

Suelo cruzarme por los pasillos del Ayuntamiento con la joven concejala del PP Covadonga Díaz. Tiene un trato amable y cortés, parece una persona respetuosa con las ideas de los demás, y no se comporta como una "hooligan", sino como una ovetense normal, como hay miles. De vez en cuando, sin embargo, sale de sus entrañas míster Hyde, y esta chica normal, con la que una podría tomar un café tan a gusto, se dedica a insultar en las páginas de los periódicos. Hace unos días la tomó con el concejal socialista Diego Valiño, para el que pedía "un desfibrilador de tontos", y el sábado pasado, con la vicealcaldesa y portavoz de Somos, Ana Taboada, a la que llama Cruela de Vil. Sí, aquel personaje de Disney que mataba cachorritos para hacerse en abrigo.

Al margen de los vaivenes emocionales e intelectuales de Covadonga Díaz (en directo, afable; en diferido, poseedora de un insultómetro contra los que no son de su cuerda), llama la atención en el último de sus artículos que el PP haya salido a defender a los cuatro vientos en plena jornada de reflexión y en el periódico de más tirada de Asturias, a Agustín de Luis, al que el Supremo acaba de condenar a dos años y siete meses de cárcel por saltarse la legalidad a la torera. Y ello en un país que tiene la corrupción entre sus principales preocupaciones. Ole.

Esta falta de criterio me confirma que el PP de Oviedo, como el de Valencia, ha perdido la brújula de la realidad y sigue aferrado a las peores prácticas del gabinismo, sin hacer autocrítica alguna, a pesar de la granizada (auténtico pedrisco) de sentencias judiciales que "asustan" a la propia presidenta regional de su partido, Mercedes Fernández. Pese a tener un portavoz investigado, vinculado a sórdidas fiestas pagadas presuntamente por una empresa contratista del Ayuntamiento, yo estaba convencida de que dentro del grupo municipal del PP había personas íntegras, que deploraban aquellas conductas y estaban deseosas de dar un giro a la gestión nefasta que han tenido los conservadores en la capital asturiana. La joven Covadonga Díaz me hace temer lo peor: que la gangrena no tenga cura. Y que sea un mal general en su partido, habida cuenta de que el mismísimo ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha sido grabado utilizando a la maquinaria del Estado de Derecho contra sus contrincantes políticos. (La reacción de su ministerio ha sido enviar a la Policía, sin orden judicial, al periódico que publicó las grabaciones).

Por eso, quizá, no debería extrañarnos tanto que el PP cierre filas con Agustín de Luis, el de la Brigada Político Social, el mismo que, acosado por escándalos, estuvo años cobrando un sueldo millonario como asesor de Gabino de Lorenzo sin ir a trabajar. Y que considere que la sentencia contra el exjefe de la Policía es otro "revés para Oviedo", ya que parecen incapaces de distinguir entre el interés general y el de "uno de los nuestros".

Lamentable.

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