La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Edil del PP

El tripartito ha perdido la brújula de la realidad

La actitud de cinismo y falso buenismo de los socios del gobierno local

Doña Isabel González Bermejo se equivocó de fecha al escribir, como amanuense de la Cruella de Vil del tripartito, el artículo que el pasado martes publicaba en estas páginas bajo el llamativo -pero erróneo- título de "La gangrena del PP de Oviedo". Y se equivocó, no ya sólo porque interpretó que mi artículo era una defensa de un ex funcionario municipal (sólo dije que era innoble y miserable regodearse del mal ajeno, al hilo de la condena al exjefe de la Policía Local, Agustín de Luis), sino también porque el 26-J quedó patente que quienes han perdido la brújula de la realidad en Oviedo son los socios del tripartito y no el Partido Popular. Y se equivocó en otro concepto: dice que yo soy en directo afable y en diferido poseedora de un insultómetro, cuando, en realidad, quienes nos obligan a tomar las posiciones más duras son los socios del tripartito por sus posiciones cínicas, falsamente buenistas y su persecución permanente a todo lo que se relacione con el Partido Popular.

Pero dejando cuestiones personales al margen, los errores de doña Isabel se fundamentan en la necesidad de defender a su lideresa, la que presume y goza como alcaldesa en la sombra, y que, en el terreno político, deja como una muñeca inocente a Cruella de Vil y, si no, que se lo pregunten a Wenceslao "cruasán" (se lo siguen desayunando pese al revés electoral) López. Y en hacerlo sin argumentos, lo que la obliga a ir del pasado al ministro del interior, pasando por la miseria de hacerse eco de cuestiones que aún están bajo el amparo democrático de la presunción de inocencia.

Pero no nos sorprende. Esta es su idiosincrasia: el cinismo por bandera, la mentira como estrategia y la ceguera revolucionaria como cura ante los reveses de la historia y del presente. Hace tiempo escuché en la radio a una señora que comentaba feliz que su boa la quería mucho: "Se echa a mi lado y se estira feliz". El locutor, especialista en este tipo de animales, le comentó alarmado: "Señora, la boa se estira a su lado para saber si puede o no comerla. Cuando mida más que usted intentará tragársela, aunque sea con mucho amor".

Wenceslao "cruasán" López debería tener en cuenta esta historia. Y los ovetenses también. Pero, la verdad, no sé que consejo darles a quienes, como la señora Isabel González Bermejo, forman parte de la boa y todavía no se han querido dar cuenta. Incluso intentan hacerle el trabajo sucio prestándose a firmar un artículo que sólo demuestra que nuestra Cruella de Vil, la señora Ana Taboada, carece de la capacidad de medir el tamaño de sus enemigos más allá de los dálmatas que dócilmente se le entregan, ya sea para la alcaldía, para servir de pantalla verde Hulk de segundón o para firmar artículos de desagravio que las circunstancias electorales han convertido en un ridículo esperpento, pues su juerga por el mal ajeno ante la condena a un ex funcionario se podría convertir hoy en un estruendo antirrevolucionario ante el revés que los españoles, los asturianos y los ovetenses han dado a los miembros del tripartito.

Compartir el artículo

stats