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Clasicismo y heterodoxia

El veterano festival, sus fieles y su estilo consolidado

No pudo el pertinaz orbayu -aunque lo intentó con ganas- desbaratar los conciertos de la primera noche del Festival Internacional de Bueño. La decimosexta edición de este imprescindible evento de la escena sonora asturiana sigue contando con incondicionales que se mantuvieron fieles y en buen número ante el escenario que inauguraron los músicos polacos del Tomasz Wendt Group (también Electric Group con más componentes). Llegados desde Karolia para competir en prestigiosos eventos del País Vasco, Tomasz Wendt (saxo tenor), Mateusz Maniak (batería) y Bart?omiej Chojnacki (doble bajo) cuentan con gran reconocimiento en la joven escena europea jazzística y atesoran numerosos galardones. Dejaron constancia en la Plaza de Bueño de dichos méritos, puesto que la originalidad (seña de la formación) radica en parte en la elegante y sedosa improvisación de la que hacen gala capitaneados por Wendt, autor además, de la gran mayoría de los temas. Composiciones propias ("One for S.", "One brother, one sister", "Together in Rush", "Sleepless dream", "K.S. Song" y "My one and only love" de Wood & Mellin) muy aplaudidas dejaron entrever ciertas dosis de blues y rock por momentos. El trio polaco se despidió con el emotive "Giant Steps" que el gran John Coltrane editó en 1959. Toda una pieza plagada de exigentes emociones que resumió -y clausuró- la vibrante actuación de la banda polaca.

Control Z, proyecto igualmente original del maestro saxofonista Eladio Díaz -lleva más de un año rodando con él y con éxito- ponía nuevo contrapunto con el segundo pase de la noche a la versatilidad y heterdoxia que siempre han caracterizado al Festival de Bueño. Tony Cruz (bajo), Fernando Arias (percusiones), Marco Martinez (guitarra), Burno "Grilo (M.C.)" Teixeira y el no menos magistral DJ Pimp presentaron los estilos nada opuestos que pululan por este trabajo discográfico. Experimentación cálida con el Jazz, hip hop, spoken word, rap, funky, rock y pingaratines de música tradicional asturiana a la manera única e intransferible de esta excepcional banda, que cuenta con un plural bagaje musical en la escena asturiana. Iban desgranando de todos los géneros bajo la espesa cortina del orbayu y logrando mantener la atención curiosa del aún numeroso público presente, que les despidió entre sonoros aplausos y no sin cierta curiosidad y asombro por lo que se acababa de escuchar. Magníficos.

Y ese orbayu que quiso ser protagonista también estuvo presente en buena parte de la Sesión Vermú implantada por primera vez en el festival al mediodía de ayer. Ambiente distendido y relajado para escuchar la certera y no menos elegante selección de temas jazzísticos (Greg Foat, Monty Alexander y otros clásicos) que salían de los platos comandados por el londinense Mark GV Taylor y el ovetense Herminio Afonso.

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