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Educadores de la asociación Albéniz

Albéniz, un cuarto de siglo trabajando en la calle

El aniversario de una asociación que nació en el albergue Cano Mata en 1991

Nunca sabes cuándo te vas a poner en marcha, en qué momento te vas a levantar porque el mundo no te gusta y quieres participar en su cambio. A veces te interpelan las tragedias que pasan lejos de tu casa: el drama de las pateras o la guerra de Siria, que está convirtiendo el Mediterráneo en una fosa común; la explotación de los recursos de África por parte de las potencias occidentales que genera hambruna y muerte; los asesinatos sistemáticos y organizados de mujeres en Ciudad Juárez; las guerras injustas a lo largo del mundo impulsadas por el poder y que se ceban con los inocentes... Demasiadas tragedias y desigualdades que muchas veces no podemos abarcar con nuestras pequeñas mentes individuales.

Nosotras nos pusimos en marcha cuando, un grupo de personas voluntarias que trabajaba en el Albergue Cano Mata de Oviedo para personas sin hogar, vimos cómo iba en aumento el número de personas jóvenes que acudía a los albergues y cuyo único horizonte era ir de albergue en albergue. Fue una realidad que nos hizo levantarnos y nos propusimos la creación de un proyecto residencial para jóvenes sin techo donde pudieran estar hasta lograr su incorporación social. Fue hace 25 años y para dar respaldo jurídico al proyecto creamos la asociación Albéniz. Fuimos poco a poco, prácticamente sin recursos, trabajando y elaborando estrategias educativas para crear un proyecto residencial para la inserción social de jóvenes sin techo que denominamos "Domicilio de inserción".

El proyecto sigue en funcionamiento y está destinado a un máximo de 8 personas mayores de 18 años, que por distintas razones se hallen en una situación de indomiciliadas y precisen de colaboración para afrontar su proceso de socialización y de consecución del estatuto de ciudadanos.

Desde una pequeña casa llevada por voluntarios, en la que vivían 6 personas, ahora mismo somos 22 profesionales que acompañan a cerca de 400 personas en exclusión social desarrollando diferentes proyectos: dos domicilios de inserción, un centro de día para la incorporación social, un piso para mujeres con problemática sociofamiliar grave y un proyecto residencial para el desarrollo de permisos penitenciarios.

A fecha de hoy seguimos sufriendo la famosa crisis de 2008 pero no es diferente a las distintas crisis que se han sucedido a lo largo de la Historia, producidas por perpetuar los privilegios de unos pocos a costa del bienestar y los derechos de la mayoría. Estos últimos diez años hemos visto cómo la riqueza del país se ha privatizado y las pérdidas se han socializado obligando a personas que nunca habían acudido a los Servicios Sociales a recurrir a ellos por la perdida del trabajo, de prestaciones, de la vivienda... Nos encontramos también con personas a quienes hace tiempo acompañamos en su proceso de incorporación social y que ahora, años después, vuelven a nuestros proyectos al quedar en bancarrota tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Desde la Asociación Albéniz no tenemos soluciones globales sino que simplemente acompañamos a nivel individual a personas que la sociedad excluye. Vivimos en una sociedad que excluye y lo hace matando social y físicamente. Estamos en un mundo que necesita un cambio cultural en referencia a la solidaridad y el hecho de compartir es una obligación en el desarrollo de una ética universal ante las víctimas. No estamos esperanzados a medio plazo pero nos negamos a asumir el pensamiento de los que dicen que la última palabra de la Historia será la agonía y la muerte. La última palabra de la Historia debe ser la justicia, pero para ello tenemos que tener presentes las palabras del pedagogo brasileño Paulo Freire: "Rechazo la afirmación de que nada es posible hacer debido a las consecuencias de la globalización de la economía y que es necesario doblar la cabeza dócilmente porque nada se puede hacer contra lo inevitable. Aceptar la inexorabilidad de lo que ocurre, es una excelente contribución a las fuerzas dominantes en su lucha desigual con las personas excluidas".

Freire decía que hay que pensar a favor de quién educo o en contra de quién educo. Debemos reflexionar de manera radical desde los Servicios Sociales a favor y en contra de quién estamos. Si ponemos por encima a las personas como sujetos irrepetibles de la Historia o, por el contrario, están por encima la burocracia, los requisitos, la cicatería en las prestaciones básicas, los protocolos, etcétera. Los y las profesionales de lo social debemos tomar partido enfrentándonos al Poder que recorta en derechos y los cambia por asistencialismos que convierten al sujeto en un objeto. Como diría Freire: "Soy sustantivamente político y adverbialmente educativo".

Después de 25 años aquí seguimos agradeciendo a socios y colaboradores que nos han apoyado desde el principio, no solo económicamente. También queremos agradecer a los técnicos de las Administraciones Públicas y a las Instituciones por apoyarnos y haber creído en nosotros todos estos años. Y a todas las personas que han participado de nuestros proyectos les deseamos la mejor de las fortunas: ser libres e independientes. A los que están y a los que ya no están, muchas gracias.

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