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Crítica / Festival de jazz de Bueño

Incombustible maestro

Pedro Ruy-Blas y "Francesco Colombo Trío", elegancia y lucidez en escena

La segunda noche del Festival Internacional de Bueño bien puede quedar para la épica de esta "modesta gran cita" tras dieciséis años. Seguro que sí, con "Francesco Colombo Trío" (desde Italia y Suecia) y el maestro Pedro Ruy-Blas, que juega con su voz y llega hasta logros que son memoria. Comunicativo, explícito, abierto al numeroso público rendido a sus formas tras los primeros temas, Ruy-Blas tuvo todo el terreno ganado de antemano.

"Heres's that rainy day"; "I'm gonna lock my heart" y "A whiter shade of pale" (de Procolm Harum), casi de inicio, sirvieron para dar a conocer una sobresaliente, dilatada y no suficientemente reconocida trayectoria entre el gran público de lo que este maestro iba a seguir ofreciendo toda la noche. "Sixteen Tons" de épica minera americana, entre castellano e inglés, recordaba al maestro José Guardiola. Clapeado de la gente y aplausos infinitos. Tuvo detalles este grande e imprescindible del jazz patrio para dar gracias a cuantos le pusieron en el camino. Siguió sonando la música en Bueño: "One for my baby", "Black is Black" de "Los Bravos" (1966) trajo incluso anécdota en el backstage. De entre el público apareció el último de los bateristas del grupo Los Bravos (residente en el concejo), el francés Pierre Aynié que supo agradecer, como nadie, esta versión jazzística de la noche e historia de su propia vida. Solos de percusión para lucimiento de una banda "generosa y maestra" con Mariano Díaz al piano; Víctor Merlo al contrabajo y Paco García a la batería. De ahí en adelante guiños a Sammy Davis Jr. ("It ain't necesary so"; "Early in the morning" y una maravillosa versión (única, en castellano, como pocas veces se puede apreciar) del clásico de Nat King Cole (homenajeado aquí el pasado año) como es "Mona Lisa". Tuvo tiempo el maestro para demostrar que la indisimulada "A los que hirió el amor" tiene igualmente su épica ganada a pulso. Tema imprescindible del pop nacional al que le dio vuelta y media este maestro por tenacidad. Su tema "Una canción" y la copla (pura poesía) "La niña de los Montoya" iban poniendo fin a una de las más grandes noches de esta cita de Bueño. Sí, el piano magistral y la visceral pasión del maestro también supieron cantar sus propios temas. Antes, como se viene narrando, paseo por el jazz infinito y abierto que siempre ofrece Bueño.

Noche memorable que había abierto, hora y media antes, otro de esos elegantes grupos que participan en los certámenes del País Vasco en busca de lucidez. Probablemente, lo ofrecido por el trío capitaneado por el guitarrista Francesco Colombo fue de lo más grato, elegante y contagioso ofrecido desde el escenario de Bueño traído hasta aquí por bandas "noveles". Pura magia. Jazz melódico, cálido y colorido dando a conocer los temas del primer EP de la banda. "Song for the lonely", "Spleen or posibilites", "Three steps from the dance", "Nylon soul", "Believe in love" o "Closer", tras haber abierto con una extensa y perfecta versión de "C'est si bon" (escuela Bireli Lagrene) delataron el mimo con el que el trío italo-sueco trata sus composiciones. Massimiliano Salina (baterista) conocía Bueño desde hace dos años con su propio proyecto y repetía encantado.

No nos engaeños, que el fútbol lo puede casi todo, bien tristes ambos tras los penaltis de la Eurocopa en el partido Alemania-Italia. Bromas aparte, de lo mejor de la vieja escuela europea del jazz que va recogiendo testigo y plantando pica en Bueño año tras año. Noche épica y gozosa para decir adiós y dejar testigo, bien pronto, al festival de cine al aire libre.

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