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Presidente de Otea, hostelería y turismo en Asturias

Un paisano y maestro hostelero

Cuando una persona de tanta importancia en el sector hostelero de Oviedo y de Asturias como Ubaldo García, el de La Paloma, se va definitivamente, se hace aún más grande el sentimiento de agradecimiento por el extraordinario trabajo realizado en pro de un sector difícil como el hostelero.

Ubaldo, junto a otros, fue un verdadero pilar en la construcción de un gremio hostelero profesional, con iniciativas y con capacidad de liderarlo. Otea, hostelería y turismo en Asturias lo tuvo siempre muy presente con varios reconocimientos en los últimos años como el nombramiento de Socio de Honor, en 2010, y, tras la fusión, en 2015, con el homenaje que se rindió a los fundadores de las tres asociaciones fusionadas en Otea. Fue un acto muy emotivo y de auténtica justicia, que en estos momentos adquiere relevancia especial.

Ubaldo el de La Paloma ha sido un hostelero de raza. Que crea tendencia. Pese a los años, ha seguido al pie del cañón hasta hace bien poco, cuando, llegado a los 75 años, decidió finalmente ceder el testigo a su hija Carmen y disfrutar de su merecida jubilación junto a su mujer, Orfelina, en su Mallecina natal.

Para quien ocupa hoy la presidencia de los hosteleros asturianos es obligado reconocer que el sector ha llegado al nivel de relevancia actual gracias a la resolución, el empeño y el trabajo de los que nos precedieron y creyeron en el asociacionismo y donde Ubaldo fue uno de los pioneros: fue el primer presidente de Hostelería de Asturias.

Ubaldo el de La Paloma fue uno de los integrantes de esa magnífica generación de hosteleros hechos a sí mismos y con personalidad "hostelera" que suscita admiración: Ramón Suárez, de Marchica; Luis Gil Lus, de Casa Fermín; Alfonso Díez, del Café Alfonso, en Oviedo; Víctor Bango, "Vitorón", de Casa Víctor, en Gijón; Ignacio García, del Mesón Labrador y la Gran Taberna, o Félix Loya, del hotel restaurante Loya de Avilés, por citar sólo a unos cuantos. Todos ellos crearon una escuela de difícil sucesión.

A Ubaldo siempre le guió el bien común y apostó y defendió al sector hostelero y turístico asturiano cuando nadie lo hacía. Su apuesta por la profesionalización, formación y la dignidad de este sector ha sido absoluta y todos somos deudores de este esfuerzo.

En estos momentos tristes quiero recordar a Orfelina, su esposa, que siempre estuvo a su lado y seguro que soportó con entereza las grandes ausencias que una profesión como la hostelera impone, especialmente cuando, además de en sus negocios, ocupó el tiempo en el bien común a través de la asociación.

Y también a sus hijos: Amparo, Isabel, Oswaldo y Carmen, que ha asumido la responsabilidad del negocio hostelero y que ha aprovechado todo el saber de su padre y su compromiso con la profesión.

Gracias, Ubaldo, por tu sacrifico y tu trabajo hacia el sector hostelero que tanto nos ha servido a quienes te hemos sucedido. Estarás siempre en nuestro corazón y formas parte de modo indeleble de la historia del asociacionismo hostelero y empresarial de Asturias. Descansa en paz.

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