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Adiós a Txomin, atlético y optimista

Sentida semblanza de un profesional referente en el ámbito de la seguridad laboral

La noticia sobre la muerte de un ser querido siempre nos pilla de sorpresa, por más que pueda tratarse de una muerte anunciada y es que, además, todos los amigos al morir dejan un hueco irremplazable, porque todos los amigos tienen un espacio propio en nuestros corazones. Txomin, como llamábamos a Juan Antonio Fernández de Retana, tiene una traza atlética y varonil, limpia fisonomía, abierta y optimista. Hablábamos de nuestros trabajos. un hombre de profunda y sincera religiosidad. Tenía culto a la fortaleza física, un señor elegante y pulcro, brillante y trabajador.

Doctor ingeniero de Minas, fue catedrático de Laboreo, desempeñando la Subdirección del Instituto Nacional de Silicosis, donde creó el departamento técnico para el estudio y prevención de la neomoconiosis, obteniendo unos resultados fuera de lo normal en esta enfermedad de los mineros. Igualmente colaboró en la iniciación de los cursos de expertos en Seguridad de la Minería y de la Industria Siderometalúrgica durante largos años. Fue un maestro m uy querido en nuestra región. Con él desaparece uno de los grandes hombres en el capítulo interesante de la seguridad en el trabajo y asimismo de la prevención. Para Txomin, la prevención en el trabajo fue sobre todo una actividad creativa, siendo consejo y guía para muchos especialistas, y su gran legado humano fue la amistad.

Casado con Cecilia García-Morán, compartiendo éxito y sinsabores, alegrías y tristezas, siempre atemperadas por la austera serenidad de un espíritu de investigador nato. Recíbelo, Señor, en tu seno. Tú sabes que fue un hijo amantísimo, con toda su fe en su misericordia, y que siempre se apoyo en ti en los momentos difíciles, que no fueron pocos, de su vida.

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