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Concejal de Economía en el Ayuntamiento de Oviedo

Oviedo se merece otra oposición

La preocupante y bronca actitud del PP frente al gobierno local

La democracia es un juego de poderes y contrapoderes. Como en un partido de tenis, cuanto mejor juega tu adversario, mejor juegas tú. No soy de los que piensa que cuanto peor mejor. El gobierno del cambio necesita al otro lado una buena oposición, crítica, pero constructiva, que le obligue a ser mejor y más autoexigente consigo mismo. Una oposición que fiscalice su acción de gobierno, pero que también sea capaz de mirar por encima de intereses estrechos, como hicimos nosotros entregando la alcaldía a Wenceslao López, y llegar a grandes acuerdos por el bien de la ciudad. Hoy por hoy esa situación dista de darse en nuestra ciudad. En ausencia de autocrítica y de propuestas en positivo, el PP de Caunedo ha optado por una deriva radical basada en el insulto personal, el absentismo y los discursos apocalípticos.

Llevo contemplando con preocupación la actitud del Partido Popular desde que accedí al Ayuntamiento, y su deriva hacia una derecha radical y bronca, más cercana a la Alianza Popular de Fraga que a un centro derecha moderno y saneado. ¿Qué ha hecho el partido que lidera Agustín Iglesias Caunedo durante este año? Pocas propuestas, por no decir ninguna. Un ejemplo: mientras el concejal de urbanismo tendía su mano al PP para pactar la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, los de Caunedo optaban por enrocarse en su negativa a mejorar un modelo de ciudad agotado tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Su oposición, cuando ha existido, se ha basado en el insulto y la búsqueda de la crispación entre ovetenses. Alineados con los sectores más radicales, ultramontanos e intransigentes de nuestro país, se han atrevido incluso a criticar actuaciones contra la violencia machista, cuya denuncia nos une como sociedad por encima de posibles discrepancias de carácter partidista.

Su cantinela de que la ciudad está paralizada se desmiente con los datos en la mano. En 2014, con el PP en el gobierno, se ejecutaron 12.300.000 en inversiones. En 2015, ya con un gobierno del "tripartito del caos" (Caunedo dixit), se ejecutaron 13.800.000, 1.5 millones más que en el último año de mandato del partido de los escándalos y el despilfarro, de las tramas corruptas, del Pokémon, "Villa Magdalena" y el Calatrava. Nos dijeron que era un estupidez abrir los colegios en verano y casi 6.000 niños y niñas están disfrutando de esta iniciativa municipal, pensada para dar un respiro a las familias trabajadoras en los meses de vacaciones. Los que según ellos "no sabemos gestionar" hemos logrado reimpulsar la actividad en el Palacio de Congresos, cortar la sangría económica del Asturcón, poner en marcha los distritos y abrir el Ayuntamiento a la participación ciudadana, iniciar la remunicipalización del servicio de recaudación de impuestos, adelantándonos a lo que recientemente nos recomendaba la Sindicatura de Cuentas, o ser una de las pocas ciudades asturianas que ha apostado por los planes de empleo, imprescindibles para luchar con el paro y reactivar el consumo. Mientras, el gobierno autonómico sigue sin presupuesto a día de hoy, las gentes de Somos Oviedo, del socialismo carbayón y de IU hemos sido capaces de ponernos de acuerdo a principios de año para acordar un presupuesto con una clara vocación social y modernizadora.

Tras un año, el principal partido de la oposición, debería haber sido capaz de ofrecer a los ovetenses, al menos, un poco de educación, de mesura, de saber estar, y apartar a su líder, imputado por corrupción y corresponsable del fiasco económico gabinista. Identificarse con el ideario del centro derecha no debería de significar identificarse con la corrupción, el gabinismo, la derecha radical y la falta de propuestas. No ha sido posible de momento pero no perdemos la esperanza en que este partido pueda ser capaz de renovar sus formas y regenerarse internamente. Oviedo necesita un PP a la altura de sus desafíos.

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