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Portavoz del PP

Un gran amante de Oviedo

La capital siempre estuvo en el pensamiento del oftalmólogo fallecido

La muerte de Álvaro Fernández-Vega es una gran pérdida para Oviedo no ya sólo por su gran humanidad y su enorme profesionalidad, sino también porque, además de su amor por Ceceda, esta ciudad siempre estuvo en su corazón y su pensamiento. Los ovetenses le concedimos la Medalla de Oro de la Ciudad como reconocimiento a su trayectoria profesional en un gesto sincero de gratitud por lo mucho que, con su hermano Luis, aportó para que Oviedo sea ya reconocida como una referencia mundial en el campo de la Oftalmología.

Hombre discreto, familiar, culto, entrañable, con una gran sensibilidad artística como lo demuestra su afición por la pintura, la escultura y la ópera y, como todos los Vega, con una gran capacidad de trabajo, Álvaro Fernández-Vega tenía verdadera pasión por la oftalmología y supo transmitírsela a sus hijos, cinco de los cuales son médicos y cuatro de ellos siguiendo sus pasos como oftalmólogos.

No tenía el carácter expansivo de su hermano Luis pero ambos se complementaron a la perfección para poner las bases de lo que hoy, con el impulso de Luis Vega y sus primos, es una de las mejores apuestas de Asturias: el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, que supone la excelencia en el tratamiento médico y una gran aportación económica para nuestra ciudad y nuestra región dado que es una referencia del denominado "turismo médico".

En nombre de toda la gran familia del Partido Popular de Oviedo quiero transmitirles a su esposa, Concepción Sanz, a sus hijos Álvaro, Lucía, Beatriz, Javier, Mónica y Juan y a sus dieciséis nietos nuestro cariño y respeto en estos momentos de dolor pero, también, de orgullo, porque su esposo, padre y abuelo figura ya, por méritos profesionales y humanos, en la historia con mayúsculas de la Oftalmología y de Oviedo.

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