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Crítica / Música

Cristina, espléndida anfitriona

La música sin etiquetas de Gestido, Gala Pérez, Ana Nebot y Luis Parés

La ovetense Cristina Gestido siente la música sin etiquetas, cantautora y violista (intérprete de viola) internacional afincada en Londres, para quien el género es cuestión menor porque en todos se mueve con pasión, y más en casa rodeada de su gente como en este nuevo concierto del festival veraniego donde presentó obras y autores con intérpretes cercanos, músicos además de amigos pese a esa "maldición" deseando rodearte de ellos, de los músicos.

Con Gala Pérez nos dejó el Mozart genuino y bien compenetrado, entre amigas, del dúo para violín y viola en sol mayor nº1 K 423, de género femenino y plural con unidad tímbrica y misma musicalidad.

Junto a la ovetense Ana Nebot y el pianista italo-venezolano Luis Parés, que ya no bajaría de la tarima, nos deleitaron con el aria de Agathe de El cazador furtivo (Weber), magia hecha música con voz plena, sentida y convencida de la soprano asturiana y una orquesta "reducida" sin conjuros a viola y piano, anfitriona y amiga Gestido compartiendo emociones de partitura y corazón. La sonata para viola y piano en fa menor nº 1 op 120 (Brahms) pone en su sitio al más incomprendido de los instrumentos de arco, Gestido da voz a las cuerdas más el sentimiento compartido con un piano copartícipe y seguro de Parés, mejorando la primera versión con clarinete, porque Cristina hace respirar su viola, humana y cercana, apasionada, sosegada, graciosa y viva como los cuatro tiempos.

De Piazzolla cualquier pareja de baile es buena, y para "Le gran tango" piano y viola resultan atrayentes con la textura y pies pegados al suelo, aire porteño desde París, brisa asturiana desde Londres y salón internacional en el antiguo monasterio, complicidad Gestido-Parés, canto lunfardo de viola con cafetín en blanco y negro lleno de grises, emoción más intención, ausencia literaria con presencia musical, la de don Astor Pantaleón, femenino y masculino en ideal compenetración, suma genérica más que de género, el arco arrastrándose como pies en la tarima con el piano dejando mover las curvas que sin despegar vuelan en esta música única.

Si el alemán parecía ser el idioma común de este encuentro, la anfitriona Gestido volvió a reunirlos en escena para hacer con Weill y Brecht una imaginaria "Mahagonny" de cabaret festivo, Ana Nebot con banda de lujo, pianista con más cuerda además de coros, cantando "Alabama Song", haciéndonos olvidar que hubo caída tras el ascenso de una ciudad que de nuevo volvía a ser Oviedo, reconociendo por fin a la espléndida violista y amiga protagonista.

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