Oviedo es un referente cultural histórico en España. En algunas expresiones artísticas como la música clásica, la ópera, la zarzuela y la danza, ha abierto el camino a muchas otras regiones del país, y esto ha sido posible gracias a la fidelidad, el conocimiento, el respeto y la pasión que nuestro público tiene por el arte y la vida cultural.
Durante mi periodo como alcalde quisimos dar otro paso más, quisimos liderar no sólo la promoción de la cultura, sino también la comprensión por parte del público que la disfruta. Quisimos reflexionar, aportar y debatir sobre un tema que resulta de vital interés para el futuro de la cultura como bien social y como actividad para el desarrollo creativo, sobre una parte fundamental de la "economía naranja": el público.
Siempre he mantenido que los ciudadanos deben estar en el eje de la política. Y en mi modelo para Oviedo las personas siempre han estado y están en el centro de todas las decisiones. Para afianzar esa centralidad en materia cultural pusimos el énfasis en la reflexión sobre los públicos de las artes escénicas y de la música. Reunimos a nuestros expertos locales, investigadores de la Universidad, convocamos a nuestras organizaciones culturales, a los medios, llamamos a expertos de otras comunidades, y todo ello con el fin de poner el foco sobre el papel del público de las artes en el desarrollo de nuestra ciudad.
Una línea de trabajo que además buscaba de manera ordenada e informada avanzar con imaginación, tratando de poner la tecnología y la innovación al servicio de los fines públicos de las instituciones culturales y, a partir de ahí, centrar las actuaciones en el conocimiento de lo que realmente pasa en este sector. Un modo de trabajo que buscaba construir desde la realidad. Buscaba avanzar en el desarrollo de ciudad, creando oportunidades de calidad para los nuevos públicos y consiguiendo una evolución del panorama cultural de Oviedo que respondiese a las necesidades y aspiraciones de los artistas y de los ciudadanos. Algo que precisa algo más que un sistema de ticketing, se necesita un plan ambicioso de desarrollo de audiencias. La reciente implantación del sistema de ticketing y la oferta integrada es un paso positivo en la dirección correcta. Un paso necesario, pero no suficiente. Un paso que ya estaba previsto en una hoja de ruta mucho más ambiciosa y estratégica para la ciudad, que situaba la cultura como uno de los ejes de desarrollo más importantes de nuestra ciudad y como un motor impulsor de otros sectores asociados como la educación, la investigación, el turismo y la sostenibilidad.
Así pues, no hay que quedarse ahí, hay que trabajar para entender mejor el impacto de las políticas y de las iniciativas en el ámbito de la cultura. El fin último para la adquisición de un sistema de ticketing nuevo no debe ser solo el económico, debe ser una mejor comprensión de los hábitos culturales de los ovetenses, y también de los huecos y vacíos que faltan por cubrir en el ámbito de la cultura. Debe ayudar a incrementar y diversificar la oferta cultural en Oviedo promoviendo la participación y la colaboración con los ciudadanos, pero también debe ampliar, incrementar y diversificar también el público que hoy disfruta de la oferta cultural promovida desde el Ayuntamiento y sus entidades asociadas. El sistema de venta de entradas debe ser el punto de partida de un verdadero proyecto cultural.
Finalizo reafirmándome en la convicción de que un plan de desarrollo de audiencias ayuda a salvaguardar la promoción de la cultura, por un lado, y a fortalecer el sector de la economía creativa y cultural, por otro. Esa sigue siendo mi hoja de ruta, la del Partido Popular de Oviedo, y es la visión que mantenemos para los ciudadanos, para los creadores y para los que promueven y difunden la cultura y las artes: la cultura y su público como valor estratégico.
