Como vecina del Cristo estoy muy preocupada con la plaga de pulgas, recientemente declarada en las instalaciones del viejo hospital, que pone en riesgo que se disemine por las viviendas colindantes. Ya ha habido problemas anteriores, como la aparición de ratas a los pocos meses del traslado al nuevo hospital. El deterioro de los edificios es evidente, basta con darse una vuelta por la zona si no se agarra uno un puñado de pulgas para casa. ¿Para cuándo el plan integral de esos edificios? Es una vergüenza que edificios aprovechables cuya reforma es escasa, como Silicosis, no puedan convertirse en una residencia pública o, mejor aún, en un hospital de crónicos, tan necesario en el área sanitaria IV, ya que, el Hospital Monte Naranco ha dejado de prestar en parte dicha función al tener que asumir la reducción de camas del nuevo hospital. Todo ello repercutiría además en recuperar una zona muy castigada económicamente con el traslado del centro sanitario.

Pero tampoco el nuevo hospital se libra de problemas. Cabe recordar la plaga de pulgas al poco de abrirse el centro que se diseminó en las viviendas contiguas al nuevo hospital, plaga probablemente motivada por las taquillas sucias de obra que se entregaron al personal sanitario como vestuario (lamentable ciertamente). Aunque cuando uno acude al nuevo hospital se sorprende por la grandiosidad del edificio, no sabiendo si se encuentra en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas o en un centro sanitario, persisten problemas como la existencia en el exterior del edificio de más baldosas sueltas que las que están fijas. Resulta también sorprendente que, por desencuentros políticos, no se haya podido realizar un apeadero de tren en Pontón de Vaqueros, a cinco minutos a pie del nuevo hospital. Con cambiar la ubicación del campo de fútbol hubiera sido suficiente, permitiendo poder usar este medio de transporte muchas personas de Gijón, Avilés y las Cuencas para ir a trabajar, evitando contaminación acústica y ambiental y permitiendo disponer de más plazas del escaso parking que existe actualmente. Del apeadero de La Corredoria al HUCA hay unos 25-30 minutos caminando, inviable actualmente como medio de transporte. Podría el equipo municipal actual, afín políticamente al Gobierno regional, dejarse de banalidades como el cambio del nombre de las calles y dedicarse a cosas más constructivas.

No quiero ser pesimista, pero bien harían los responsables de gobierno y cargos directivos en no mirarse tanto el ombligo desde la poltrona y dedicar su tiempo a mirar por los intereses de las personas que representan.