Si alguien pregunta qué es lo que ha hecho en Partido Popular en materia medioambiental en Oviedo, la respuesta casi inmediata sería la de decir que no han hecho nada, que eso de la gestión ambiental no va con ellos y ellas. La verdad, a mi parecer, es otra: si la ciudad tenía algún servicio que cuidara su medio ambiente, ellos hicieron lo posible por cargárselo. Y mi teoría es que ese desmantelamiento se urdió de forma consciente, tras una falsa apariencia de su incapacidad de gestión. Nos encontraríamos, por lo tanto, ante una estrategia política perfectamente estudiada de erradicación del departamento. La recreación de la escena del crimen es sencilla, pretendían ahogarlo suprimiendo personal y recursos (modus operandi que hemos visto reproducido en todo el Ayuntamiento, en medio ambiente con especial inquina).
Encontrarnos con este panorama no nos amedrentó. Gracias al esfuerzo y voluntad que ponen las cuatro personas que sobrevivieron al desmantelamiento administrativo del servicio, con el apoyo de otras áreas municipales, salen cosas. En cualquier otro ayuntamiento de nuestra población contaríamos con cinco o seis veces más personal en Medio Ambiente, pero mientras llegan refuerzos no hay otra opción que sobreponerse a la precariedad y afrontar los desafíos con la mirada de aquéllos que saben lo que les espera si fracasan en el empeño.
El caso es que la semana pasada se produjo un hecho que, a mi juicio, no tuvo la repercusión que merece en los medios de comunicación: la aprobación inicial en junta de gobierno de la revisión de la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente Atmosférico, es decir, la norma que regula las emisiones contaminantes en el municipio. Desde el 23 de marzo del 1994, fecha de aprobación de la anterior, hasta hoy no se había realizado ninguna modificación. Y ello, pese a que en estas décadas las leyes han avanzado drásticamente, con numerosas leyes, reales decretos o directivas europeas que crean un panorama legal al que era imprescindible adaptarse, en cuanto a prevención y control de la contaminación, mejora de la calidad del aire, control sobre las emisiones de las calefacciones, catálogo de actividades potencialmente contaminantes, eficiencia energética y emisiones industriales. Minucias, vamos.
También parecía dar igual que la estación medidora de partículas del Palacio de Deportes desvelase que fueron 127, 65, 74 y 51 los días en los que se superaron los límites en partículas PM10 en los años 2005, 2006, 2007 y 2009, respectivamente. Como referencia hay que decir que el límite actual de superaciones es 35 jornadas, motivo por el cual el Principado obligó el año pasado al cierre de la entrada por Santullano.
En un año ya se ha hecho más que en los últimos 22 del anterior gobierno en materia de calidad ambiental. Los números, los datos, son los que son.
