En una encuesta hoy sobre las preocupaciones de los ovetenses, ocuparía el primer lugar la seguridad; la llave universal está al alcance de cualquiera, el pordiosero hízose cerrajero y puede robarnos los sueños. Ése es el problema principal; luego, el paro, la corrupción, la economía familiar, las terrazas de los bares, gastromateo, los chiringuitos, la espera del HUCA, el IBI desesperante, el atraco de sucesiones, los decibelios en el Antiguo, la derrota de Nadal en Brasil, los cerdos vietnamitas de la Malata, los jabalíes de Fruela, la fuga de cerebros, la deuda de Villa Magdalena, la fecha de investidura, la candidatura de Otegui, el burkini en la fuente de las Ranas, el partido del Oviedo en el Zorrilla, la llegada de Belén Esteban a la capital... Pero el problema de las cerraduras hace saltar las alarmas de nuestra intimidad; es como si celebráramos interminables jornadas de piernas abiertas.
