Pasé agosto trabajando duro y esta semana toco las castañuelas a mi aire, sin profesores, en Jerez de la Frontera; salgo de la Muy Noble y me relajo en la ciudad del caballo cartujano, del jerez, de Lola Flores, de Pepe Rivas Rico (arquitecto él, que honra Asturias con su sola presencia de ánimo), de Fernando de la Morena, de Rancapino (éste es de Chiclana), de José Mercé y, en especial, de su primo, Luis El Zambo, a quien ya escuché bulería corta, seguiriya, y la soleá al golpe, que aprendió en las fiestas de su barrio de Santiago, con su tío El Borrico, su tía Anica la Piriñaca, El Sordera, Terremoto... Hace unos días, en una reunión en Pravia, en la ladera del Cueto, en la Casa del Aire, de Jesús de Godina y Arango, me contó Pepe Rivas que Fernando de la Morena le dijo a un empresario o quizá a un periodista: "Tengo una hija que canta; pero ¡na de academia!, ¿eh?".