Mi primer recuerdo de baloncesto lo tengo con nueve años, levantándome en medio de la noche para ver junto a mi padre la final olímpica entre España y Estados Unidos de Los Angeles '84. En esa época aun desconocía el mundo NBA. Dos años más tarde, durante el Mundobasket de España '86 y con ocasión del partido Estados Unidos-Yugoslavia, mi padre me llevo al Palacio de los Deportes de Oviedo a disfrutar del partido en directo y a la entrada del polideportivo nos entregaron una copia de la revista "Gigantes del Basket" que cubría un especial de los playoffs de la NBA. En la foto de la portada, un tal Kareem Abdul Jabbar, con unas gafas tipo mosca que jamás había visto antes, mostraba su "gancho del cielo". El gusanillo NBA había entrado en mi para no salir.
Han pasado ya treinta años desde entonces, y aquel niño que pasaba las hojas de la revista con alucinación para más tarde pegar las fotos en su carpeta, tuvo la semana pasada el honor de conocer y charlar durante un breve instante con el hombre de aquella portada. Durante estas tres décadas, Kareem ha cerrado una carrera repleta de récords (6 ligas, 6 MVPs, 19 veces All Star y jugador con más puntos en la historia de la NBA son algunos de ellos), pero también se ha convertido en escritor y activista en temas de minorías, religión y educación, defendiendo -desde el respeto- la convivencia y la promoción de oportunidades para aquellos que menos tienen en momentos tan tumultuosos como los actuales, con diferenciales raciales, religiosas y culturales.
Desde 2012 es también embajador cultural de los Estados Unidos, y por ello vino hasta las oficinas de Microsoft en Redmond, WA para hablar con nosotros y mostrarnos el camino para seguir trabajando como un equipo sin importar el país de procedencia o las creencias personales de cada empleado. Un placer haberte estrechado la mano Kareem; este mundo necesita más gente como tú.
