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La ciudad y los días

Otra vez la Memoria Histórica

De la incultura al revanchismo municipal

Una vez más nos enfrentamos al pretérito remoto para modificarlo al gusto del poder municipal de la hora. Y ello, para caer así en idéntico empeño de quienes, en su día dominantes, establecieron los nombres de una serie de calles en homenaje a quienes estimaban que lo merecían por defender la vida de todos los ovetenses, sometidos durante casi año y medio en un cerco a sangre y fuego.

Iniciativa que también más de una vez ha comentado aquí quien esto firma con el respetable fin de hacer valer la legitimidad de los acuerdos que en su día tomó la Comisión Municipal creada para ello hace unos años, siendo alcalde Gabino de Lorenzo. Me llama la atención que sea este plumilla el único miembro de aquella antigua Comisión que manifiesta reiteradamente su convicción de que aquellos acuerdos fueron correctos, con arreglo a la ley de la Memoria Histórica, y que, tomados por mayoría, dieron el asunto por cosa juzgada en el Ayuntamiento.

Que fueron aceptados lo certifica, entre otras cosas, el hecho de que varios de aquellos acuerdos fueron puestos por obra cambiando diversos nombres. Pocos o muchos, para el caso da igual. Ignoro por qué fue paralizado el proceso, tal vez por un prejuicio timorato. ¿Dónde estaban entonces quiénes ahora protestan y exigen retornar al punto de partida?

Es verdad que sería ingenuo esperar de quienes ahora rigen la Corporación que volvieran sobre su revanchismo, pero al menos sería de esperar que tuvieran el buen gusto de no caer en lo mismo que acusan a quienes pusieron los anteriores nombres que ahora se proponen eliminar del callejero.

Nombres que -sin dudarlo un minuto y puesto que estamos en un régimen democrático- ofenderían a una parte considerable del censo local y constituyen una clara quiebra del espíritu democrático que habría que dar por supuesto. Ejemplos: Dolores Ibárruri, Trece Rosas, Aida Lafuente? Con lo cual caen en lo mismo que rechazan del otro lado.

De modo que quedarían sin argumentos si, en un hipotético futuro y con un Consistorio de signo contrario, se intentara restablecer los nombres de las calles hacia la derecha convencional. Que no ocurrirá, se puede jurar, porque la derecha es vergonzante y por eso su indicativo suele ir precedido de un "centro" seguido de guión. Incongruencias de esta democracia.

Igualmente sería deseable, para el prestigio cultural del Municipio, que no sea vulnerada la norma incluyendo nombres que no alcanzan la condición de suprimibles por no haber tenido que ver con las previsiones guerracivilistas de la Ley de la Memoria Histórica, caso de Calvo Sotelo, o por haber sido distinguidos por otros méritos: Ceano, Yela Utrilla, Marcos Peña, Fernández-Ladreda , Primo de Rivera (padre), Guillén Lafuerza?

Pero, sin ninguna duda, la gran metedura de pata de la incultura municipal sería la supresión prevista en el Jardín de los Reyes Caudillos, precisamente del término Caudillos. Palabra esta última que, aparte de estar en plural, el papanatismo revisionista relaciona con el franquismo.

Como si no hubiera habido caudillos en el universo mundo y sobre todo en el histórico Reino de Asturias: Pelayo, Favila, Fruela, Ramiro, Aurelio, Ordoño, Bermudo, los Alfonsos? No se dan cuenta de que si suprimen la palabra lo que hacen es un homenaje a Franco.

En fin, otra vez estamos volviendo a empezar.

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