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El Otero

Se nos ve demasiado el plumero

Sobre las especies invasoras que ponen en peligro el ecosistema local

Creo que todos compartimos la sensación de que el mundo es cada vez más pequeño. Y no porque mengue, que no me consta, si no porque un mundo cada vez más global facilita la capacidad de desplazarnos. Todos estamos más conectados aunque, me temo, que no necesariamente implique que nos comuniquemos más. Mi hija va y viene de Londres casi con la misma facilidad con la que yo, de guaje, cogía el 7 de Traval en Vallobín para "ir a Oviedo", mira tú.

Vivimos en un mundo globalizado. Para bien o para mal es así. Bien, pues esa globalización también facilita que nos visiten especies que, otrora, raramente veríamos por estas latitudes. Me refiero a especies, tanto de flora como de fauna, que nada tienen que ver con nuestros ecosistemas. Hace pocos días leíamos en estas mismas páginas que el sector forestal urgía actuaciones contra la "avispilla del castaño" detectada en Asturias a partir de 2014 y que está, desde entonces, haciendo un gran daño en los castaños de la región.

Conocido es, asimismo, el peligro que supone para las colmenas asturianas otra especie foránea: la avispa asiática. Por si las abejas tuvieran ya pocos problemas, me las imagino diciendo eso de que dónde éramos pocos? Y en la flora viejos conocidos son los eucaliptos, especie invitada hace algo más de un siglo y que, ya ven, se encuentra tan a gusto. La nómina de plantas invasoras no es pequeña (en Asturias hay catalogadas en torno a 125) y no es objeto de estas líneas realizar ningún tipo de estudio. Pero sí debemos de ser conscientes de que estas plantas suponen un perjuicio para la flora autóctona en tanto y cuanto que poseen una alta capacidad de crecimiento y reproducción desplazando, así, a especies autóctonas. Tienen una elevada flexibilidad y plasticidad fenotípica; vamos, que se adaptan como un guante a su entorno. Hibridan con la gorra, por lo tanto, pueden establecer poblaciones estables a partir de un número reducido de ejemplares. Carecen de enemigos naturales; ¡ancha es Castilla!. Y para colmo producen sustancias que inhiben el crecimiento de otras especies. ¿Quieren un claro ejemplo de una de estas plantas que se está convirtiendo en la reina? El plumero de la Pampa. Una planta que llegó a Europa en el siglo XVIII procedente de América del Sur y que algún lince introdujo en el catálogo del MOPU (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo) como especie ornamental y para estabilizar taludes y que ahora ha colonizado media Asturias. En el municipio de Oviedo, de poco tiempo a esta parte, se está adueñando cada vez de mayor superficie. Contemplo con preocupación cómo comienza a extenderse por el Naranco ¿Dije antes ya eso de que dónde éramos pocos y lo de la güela? La autovía A-8 es un autentico espectáculo plumeril. Hay zonas ya en el municipio que son como para llorar. Y el caso es que no es fácil de eliminar. Estamos ante una auténtica plaga.

En fin, que no es por aguar el día a nadie pero la Asturias que conocemos hoy, si sumamos los imprevisibles efectos del ya evidente cambio climático, puede cambiar mucho si no tomamos medidas. La Junta General del Principado, consciente de la difícil que papeleta que plantea la "cortaderia selloana" -que así se llama la interfecta- intentó poner el cascabel al gato. Y en el concejo de Ponga se han propuesto erradicar esta planta para 2020. En 1998 la Dirección Regional del Medio Ambiente activó un plan de seguimiento y tratamiento de los plumeros en la red de carreteras de Asturias, completado en años posteriores, pero al que no se le pudo dar continuidad por falta de fondos. Por otra parte, desde la Universidad de Oviedo y Jardín Botánico, en el marco del proyecto Life-Arcos para la protección de los sistemas dunares de la costa cantábrica, se ha apoyado la concesión del Proyecto Life-Stop Plumeros a petición de La Sociedad Española de Ornitología.

Ése es el camino. Personalmente, no me gustaría ver Oviedo, en menos de un lustro, plagado de blancos plumeros. O actuamos o, mucho me temo, se nos va a ver el plumero a todos. Y mucho.

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