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Secretario general del Partido Popular de Oviedo

Wenceslao el anacrónico

500 días y 500 noches del experimento tripartito

El Comité Federal del PSOE ha consumado un giro político equivalente a Suresnes o al congreso en el que Felipe González forzó a los socialistas a abandonar el marxismo, orientando la política nacional a la integración en Europa y en la OTAN.

El PSOE ha tomado de nuevo el camino de la socialdemocracia abandonando la tentación de Pedro Sánchez de convertirse en un partido de izquierda extrema alineado con Podemos y con el independentismo.

No nos engañemos, el PSOE ha actuado con el sano egoísmo de evitar unas terceras elecciones que serían para ellos catastróficas y que en un par de meses hubieran dado al PP una cómoda mayoría absoluta.

Es el PP quien está actuando con una generosidad política extraordinaria tendiéndole la mano a un PSOE moribundo, pagando el precio de una legislatura complicada desde el punto de vista de la gobernabilidad.

Es el PP quien apuesta por el diálogo, los pactos y el consenso reviviendo el espíritu de la transición. Hubiera sido más cómodo exigir condiciones en términos presupuestarios y no aceptar una tímida investidura. El PSOE ha evitado las terceras elecciones y con ello su destrucción.

En este nuevo escenario político en el que se impone el lógico criterio de la lista más votada frente a caóticas amalgamas, ¿qué pinta Wenceslao López y su tripartito? Wenceslao está más próximo a las tesis podemitas que a las de su propio partido. Han pasado 17 meses, 500 días, desde las elecciones municipales y todos sus "logros" se resumen en incorporar al circuito turístico ovetense la Revolución de Octubre del 34, dejarse llevar por el anticlericalismo propio de esa época, reducir la aportación a los premios "Princesa de Asturias" y poco más.

Cuando cumpla el mandato habrá conseguido como gran éxito cerrar el hípico y destruir un sistema de recaudación municipal, que él mismo había calificado como muy eficaz, dejando en el paro a 50 familias, eso sí, todo en nombre de la clase trabajadora.

¿Qué otra cosa han hecho? Las fiestas, la actividad cultural, los asuntos sociales, el urbanismo? nada ha cambiado. Todo es igual pero con la pátina de ineficacia, de torpeza y de sectarismo que acompaña a los tres socios del gobierno municipal. Ni alfombras que levantar, ni participación ciudadana, ni transparencia que promover; todo se reduce a ese viejo revanchismo de la izquierda que, como mucho, llegará a cambiar el nombre de alguna calle o plaza en contra de la mayoría de los vecinos.

Eso sí, curiosamente, Wenceslao López ha renovado el contrato de la recogida de basura y de limpieza viaria pese a que prometió su municipalización y ha invertido más de 10 millones de euros en maquinaria justo después de anunciar la quiebra municipal.

Esta primera mitad del mandato se ha caracterizado por la improvisación, la rectificación permanente y la total ausencia de estrategia y de coherencia. La segunda puede ser peor.

Ya sabemos cómo se las gastan en Podemos, hace poco Echenique decía que mantendría la cohesión interna con "amor" y si no, exterminando a las malas hierbas. Es de suponer que al giro del PSOE hacia la socialdemocracia tradicional, le va a seguir la reacción de Podemos que va a considerar al PSOE no como aliado, sino como su enemigo principal. Asistiremos a un choque de trenes de la izquierda en España y a la venganza podemita contra los socialistas.

Efectivamente, el comité federal del PSOE del domingo 23 de octubre marca un hito histórico en el que se puede empezar a configurar esa gran coalición que siempre ha promovido el PP de Mariano Rajoy. Los partidos constitucionalistas; PP, Ciudadanos y PSOE deberían gobernar España en clave de unidad nacional y de progreso, alineados con la política europea, y en busca de repuestas consensuadas a los grandes retos a los que nos enfrentamos. En este contexto, ¿a qué queda reducido Wenceslao y su tripartito en Oviedo? A una pérdida de tiempo, a un experimento fallido y anacrónico.

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