No tengo palabras para expresar la emoción que todos los feligreses de Pola de Siero sentimos el pasado domingo, 2 de octubre, cuando a las 12 de la mañana se inició la santa misa solemne para recibir al nuevo párroco, don Juan Manuel Hevia Fisas . La iglesia repleta desde media hora antes de iniciarse los oficios con feligreses de Pola, de su antigua parroquia del Buen pastor de Gijón, familia y amigos. El desarrollo de la ceremonia ha sido perfecto, medido. La alternancia de cánticos y palabra ha sido la adecuada en estas solemnidades, donde la homilía, cercana y sentida, fue del agrado de todos. Dentro de la riqueza litúrgica de esta ceremonia la humildad ha sido la nota dominante de la celebración desde que el Arcipreste de Siero, don José Julio Velasco Bolaño, leído el nombramiento arzobispal, preguntase al nuevo párroco si estaba dispuesto a desempeñar esta nueva responsabilidad y éste con voz contundente y grave respondió :
-Sí, con la ayuda de Dios.
Eran sus primeras palabras en San Pedro de Pola. Desconozco si esta respuesta es la contestación protocolaria que se da cuando el sacerdote asume una nueva parroquia, pero la considero muy útil en los tiempos que vivimos -tildados por algunos como "eclipse de Dios"-, donde el hombre se considera el centro de todo y cree que él es el único artífice de su futuro, como si todos sus logros fueran de su exclusiva paternidad, y es que en este mundo tan competitivo parece que hasta el agradecimiento está por mucho que se diga eso de "es de bien nacidos ser agradecidos?".
Están muy lejos los tiempos en que todo un Albert Camus reconocía que si era escritor se lo debía a un antiguo profesor , y es que el nuevo becerro de oro actual no sabe de sentimientos, todo lo juzga bajo el prisma de "dinero, éxito, promoción personal" no admite socios ni colaboradores, no admite "gloria" compartida, es mérito único y propio, aun sabiendo que muchas de sus metas no dependen de él mismo, sino de las imprevistas circunstancias y más en el mundo globalizado que vivimos, y ejemplos de esto los tenemos a diario , así la dificultad de una oposición va en relación directa al número de plazas y número de opositores.
En esta sociedad del interés, del hombre-acción, del superhombre transpuesto en dios, que produce angustia, pesimismo, vacío, muerte, toca hablar de Dios, del Padre amable y cariñoso que protege y cuida a sus criaturas, que les da aliento y esperanza, del Padre que justifica una vida, aunque sea incluso en el último momento como al arrepentido Dimas. Y esto nos obliga a todos en mayor o menor medida, pues todos sabemos del efecto benéfico de la fe y es justo que lo expandamos, y más cuando tenemos el ejemplo tan reciente de la Madre Teresa de Calcuta, la llamada "santa de las cloacas" , que con su fe y la ayuda de Dios hizo realidad ese sueño imposible de "tratar de que las personas que han sido maltratadas como bestias puedan morir como lo que son , como hijos de Dios, es decir, lavados, peinados y alimentados?" y como ella otros muchos como Santa Teresa de Jesús Jornet, de cuyo carisma fundacional nos llevamos beneficiando los vecinos de Siero desde 1886 . ¿Qué no haremos nosotros si escuchamos los mandatos del Señor por mucho ruido que haya y perseveramos? Agradezco, no por ya sabido, que nos haya recordado la importancia que tiene Dios en nuestras vidas - sólo Él tiene palabras de vida eterna-, y es que si somos humildes y reconocemos lo poco que somos, seremos más conscientes de nuestras limitaciones y más agradecidos, ya que como dice San Mateo 6, 21-7.3: "Mirad las aves del cielo: no siembran ni siegan ni recogen en granero, y vuestro Padre celestial las alimenta? ¿No valéis vosotros más que ellas?"
¡Bienvenido a la parroquia de San Pedro de Pola de Siero! Rece por nosotros como nosotros rezaremos por usted! Dice San Pío de Pietrelcina que "Dios no necesita gente perfecta, sino dispuesta"; seguro que en esta parroquia la encontrará y de ello siempre ha habido pruebas.
