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La columna del lector

Queda mucho por mejorar

El jueves fue uno de los días más felices de mi vida, porque mi hija Andrea se casó con un buen chico, Fernando Villacampa. Hicieron una ceremonia sencilla e íntima en el Ayuntamiento, como tantos otros ovetenses. Un amigo que sabe tocar la gaita, Rubén Rosón, les sorprendió interpretándoles "La muñeira de Tormaleo", un momento muy emotivo. Después compartimos unas cañas, y los novios se fueron de viaje. Me acosté satisfecha, convencida de que mi querida hija había iniciado con muy buen pie esta etapa crucial de su vida.

Cuando he leído la vejatoria crónica que le dedica su periódico, con el título "Boda grouchomarxista en el Ayuntamiento", toda mi satisfacción y mi alegría se han trocado en disgusto, indignación y pena. ¿Qué mundo es éste en el que un periódico que se dice serio se atreve a tratar a dos personas que se casan como si estuvieran haciendo algo digno de escarnio público? ¿Por qué la boda de mi hija es para LA NUEVA ESPAÑA cómica, "grouchomarxista"?

El periodista Pablo González insinúa que es asombroso que Andrea y Fernando hayan decidido casarse. Así lo expone en la primera línea: "Los enemigos de la casta, los podemistas, también se casan". Imagínese, los podemistas, esos seres con cuernos y rabo, tienen también una pizca de humanidad y se casan. No hacen ceremonias como las nuestras, no. Las suyas son ridículas, "grouchomarxistas", mientras las nuestras son solemnes y emotivas. Eso parece deducirse del tono que emplea este señor para contarle a todos los ovetenses (a los antiguos compañeros de escuela, a los vecinos del barrio, a los familiares de Andrea y Fernando) lo que ocurrió en una ceremonia privada, a la que no se invitó a la prensa.

Continúa Pablo González diciendo que toda la boda le suena "a lío de Groucho y sus hermanos", y lo justifica, ya que "para eso son marxistas". La verdad es que ahora no le puedo decir si mi hija Andrea es o no marxista. Sé que es una muchacha que detesta la injusticia, que durante la larga crisis económica que sufrió nuestro país decidió intentar cambiar la realidad que la rodeaba, para mejorarla. Y a tenor de lo que leo en su periódico creo que sí, que Andrea tenía razón, queda mucho por mejorar. Que un periodista se atreva a burlarse y a hacer escarnio de una ceremonia privada porque los contrayentes tienen una determinada opción política da idea de cómo está este país. ¿Ser de Somos Oviedo les hace a su juicio menos dignos? Dice también el periodista que todos ellos (Andrea, Fernando y sus compañeros) son "de la cuerda", "de la misma casta". ¿Dijeron eso del portavoz del PP, Agustín Iglesias Caunedo, y la exconcejala Isabel Pérez-Espinosa cuando contrajeron matrimonio? ¿Les pareció que cometían un acto cómico? Creo sinceramente que de este triste asunto en el que han intentado convertir la boda de mi hija son ustedes los que salen peor parados.

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