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La resiliente Filarmónica de Oviedo

La entidad suma más de un siglo de existencia, con numerosos avatares a sus espaldas y el apoyo de los socios

Con más de un siglo de existencia, la Filarmónica es el resultado de múltiples esfuerzos, encarnados en la sucesivas juntas directivas que han gobernado con acierto su actividad, superando dificultades y penurias y acrecentando entre todos y poco a poco el merecido prestigio de esta institución cultural, sin ánimo de lucro.

Parece oportuno y de estricta justicia tener un recuerdo especial de afectuoso reconocimiento para quienes formaron parte de las Juntas de Gobierno. Baste recordar dos hechos que interrumpen la vida de la Filarmónica: el proceso revolucionario de octubre de 1934, y otro, la Guerra Civil española. Como consecuencia del primero no comienzan los conciertos hasta diciembre de 1934, después de haberse rehecho la documentación y una parte del archivo, perdido en el incendio del Teatro Campoamor, donde se encontraban las oficinas junto con el piano, que había sido adquirido a plazos entre los años 1911 y 1934. El desencadenamiento de la Guerra Civil, interrumpía la vida de la Sociedad, que no reanuda sus sesiones musicales hasta el 26 de octubre de 1939. En este periodo se recorre un camino brillantísimo, con el apoyo de los socios, quienes después de contribuir decisivamente a su renacimiento, la mantuvieron a través de los años.

El ultimo concierto de 1936 corre a cargo del eminente pianista valenciano Leopoldo Querol, que se celebro el día 7 de mayo en el Teatro Principado. Después llega el desastre de la Guerra. Actuaron el maestro Arbós y su sinfónica y en él recayó el privilegio de dar conclusión a la temporada. La orquesta habrá de volver más adelante, pero el maestro Arbós desaparecerá antes que la Filarmónica reanude su actividad, que será el 26 de octubre de 1939, con un concierto de Leopoldo Querol que resulta emocionante ante un teatro lleno de los fieles a la Filarmónica y a la música, recordando que este artista fue el último solista en 1936. Querol presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, dejó estampada su firma en el libro de la Filarmónica con el siguiente texto'

"Con hondísima emoción tengo el honor de poner mi firma en este nuevo álbum de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, cuyo resurgir milagroso es un timbre de gloria, jamás igualado por ninguna Sociedad de conciertos. A la cordialísima acogida de que he sido objeto en mi concierto de hoy he de corresponder, considerando sencillamente, a este querido publico ovetense, desde este momento, de mi mayor predilección".

Tan ilustre artista consagrado en plena juventud, nació en Vinaroz bella ciudad valenciana, actuando ante los auditorios mas distinguidos de España y del extranjero, y sus actividad aparece polarizada en tres direcciones: su magnífica labor de concertista, actuación con las grandes orquestas del momento y su alta misión divulgadora, dando a conocer sus últimas producciones de los autores, muchas de las cuales están dedicadas a su interprete predilecto. Fue destacado interprete de nuestro inmortal Albéniz, habiendo estrenado obras de Turina, Esplá, Ernesto Halffter, Rodrigo, Gomá y otros compositores. Como nota curiosa y al margen de su personalidad de concertista, Leopoldo Querol era doctor en Filosofía y Letras, latinista consumado y preclaro erudito, con aportaciones tan interesantes como su publicación del cancionero de Upsala y otras investigaciones de gran valor cultural. Ha sido presidente de la Real Academia de Artes de San Carlos de Valencia. En la Filarmónica actuó nueve veces.

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