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Concejala del PP en el Ayuntamiento de Oviedo

El síndrome del "más largo, más grande y más mejor"

Las mentiras de Roberto Sánchez Ramos con la pista de hielo, la cabalgata y el recinto de San Lázaro

El señor Ramos tiene el síndrome "del más grande" y, por encima de lo ridículo que resulta, sus afanes de grandeza afectan a los ovetenses y a Oviedo. Su última hazaña es haber sepultado la Catedral tras un armatoste que ocupa toda la plaza y priva a los ovetenses y a quienes nos visitan de uno de los rincones más entrañables y hermosos de la ciudad. Pero a él le da lo mismo: sigue fastidiando al Cabildo y encuentra escenario para su síndrome al inaugurar "la mejor y más grande" pista de hielo de España, y ello pese a que la de Gijón es mucho más grande.

De lo que sí podría haber presumido el señor Ramos es de hacer la mayor barbaridad de España con una pista de hielo, porque no creo que ninguna otra ciudad promueva una contaminación visual de este calibre con sus monumentos. La pista de hielo es una buena atracción navideña, pero debería instalarse, como en 2014, en la Plaza Porlier, desde donde refuerza la imagen de la Catedral y el clima navideño propio de estas fechas. Y, además, permitiría mantener el recorrido de la Cabalgata por delante de la Catedral, lo que, aún sin el belén que el señor Ramos se encargó en confinar lejos del templo, reforzaría la vertiente espiritual de una celebración que va camino de convertirse con este señor en una romería civil. Eso sí, víctima de su ego inabarcable, ya ha anunciado que este año será la cabalgata "más larga de la historia de Oviedo" -y el colmo de la burla es que anuncia que no podía pasar por la estrecha calle del Águila y la va a llevar a la calle Pozos, probablemente la más estrecha de Oviedo-. Ciertamente es para estudiar esta tendencia del señor Ramos a lo "más largo, más grande y más mejor", aunque está actuando con la misma inconsciencia y falta de conocimiento que cuando hacía oposición. Entonces, utilizaba el humor y el tremendismo; ahora, su egolatría.

Lo que sí parece constatable es que estamos ante el "más peor" gestor de la historia de la SOF. Y hay más pruebas que la cabalgata y la pista de hielo, "tan largas y tan grandes". La última, su interés en llevar conciertos de San Mateo al complejo de San Lázaro. El señor Ramos les ha mentido a los vecinos de esta zona al decirles que sólo habrá tres o cuatro conciertos en este recinto, de no más de 4.000 espectadores y que terminarán antes de las doce de la noche. Y si no les ha mentido a ellos, nos toma el pelo a todos los ovetenses, porque para tan escaso objetivo resulta una burla gastar más de 250.000 euros en adaptar esas instalaciones para conciertos.

Todo parece una tomadura de pelo: el señor Ramos llega en 2015 y dice que se acabaron los conciertos de pago en Oviedo, que es una burla que los ovetenses paguen dos veces por un concierto; en 2016 ya anuncia que va a hacer un recinto para grandes conciertos de pago a precios asequibles; pelea hasta el final -gracias al Partido Popular, con un plan de seguridad- para ampliar la capacidad de la Plaza de la Catedral hasta los 4.000 espectadores, y ahora dice que en San Lázaro va a traer tres o cuatro conciertos para no más de "4.000 personas de media". Pero, ¿si ya tiene un recinto de 4.000 espectadores en la Plaza de la Catedral, para qué gasta un cuarto de millón de euros sólo en obras (tendrá que gastar mucho más para poner escenario cubierto, sonido, luces y todo lo que necesitan estos conciertos) en las pistas de San Lázaro si no piensa superar ese aforo? Al final va a resultar que lo único que persigue es tener un recinto para cobrar entrada a los ovetenses. Y seguro que copiará el modelo que tanto criticó para dejar que promotores privados organicen esos conciertos. Ha dado muchas vueltas para llegar al modelo festivo del PP.

Ya sé que contestará demonizando La Ería y sembrando ridículas insidias, pero lo que es fácil constatar es que está despilfarrando 250.000 euros para disponer de un recinto que no estará cubierto, lo que no garantiza que los espectáculos se puedan celebrar en caso de lluvia, y que va a suponer un tormento para los vecinos por el ruido que van a tener que soportar. En La Ería, en tres años, no hubo ni una sola queja vecinal por ruidos porque la carpa permitía modular y dirigir el sonido. En San Lázaro el ruido se amplifica y va a ser una enorme molestia para los vecinos de todas esta parte de la ciudad.

Estamos, dentro de los síndromes ególatras del señor Ramos, ante una "grande" cabezonería, que no se puede calificar como las más grande porque sus récords de mal gestor parecen no tener límites de grandeza.

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