La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La mar de Oviedo

Bodrios

Salían los tristísimos aficionados del partido del Oviedo contra el Valladolid, cuando fui a Los Prados a ver la premiada "Toni Erdman"; en los carteles pone comedia pero es una tragedia poco artística y grotesca, con esporádicas escenas que hacían gracia a esos espectadores que se ríen por un pedo. Un tostón. Acabó bien porque acabó. Yo salí triste, como los aficionados del Real Oviedo. El día anterior fui a ver "Silencio", de Scorsese, insufrible también, sobre frailes que fueron a Japón y, bajo tortura, apostataron de su fe. Los dos larguísimos metrajes encierran mensajes que invitan a la reflexión; uno sobre la felicidad y otro sobre el Dios verdadero, pero hay citas de Voltaire mucho más sustanciosas que podemos leer gratis y en unos segundos y nos dejan la tarde libre para rumiarlas. Serán buenas películas, según la crítica, pero prefiero la muerte. También ganó el Oviedo y vi taciturna a la torcida.

Compartir el artículo

stats