Cuando vi "Emmanuelle", en 1974, en el cine Coliseum, de La Laguna, en Tenerife, se llenó de estudiantes, de machos, para gozar a Sylvia Kristel; entramos los salidos. No es habitual, en cambio, que una sala de cine se llene sólo de mujeres, cien maduras y yo, como el domingo en Los Prados para ver "Jackie", y no era sólo porque a esa hora jugaba el Oviedo contra el Getafe. La película, que me aburrió algo, mejoró al final, y me gustó la empatía de Jackie (muy buena Natalie Portman) con el musical "Camelot", de Joshua Logan, en referencia al reino idílico en que Arturo (Richard Harris) ama a Ginebra (Vanessa Redgrave), que es amada por Lancelot (Franco Nero), que ama a Arturo y a éste Ginebra que ama a Lancelot a quien ama Arturo. Mucho presumen hoy los relatos basados en hechos reales, pero en este caso de Jackie la realidad se basa y se salva por los hechos fantásticos.
