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La Ciudad Y Los Días

"Gaudeamus" también los mayores

Nuestra pirámide de edades ya es como un jarrón etrusco

Como bien ponderaba nuestro periódico el domingo, somos ya muchos, y en número creciente, los mayores (digámoslo así) que en Asturias, y desde luego en Oviedo, nos mantenemos aceptablemente vivos y, por lo mismo, como activos consumidores y aún, por ahora, celebrantes de nuestras no del todo generosas jubilaciones.

De manera que el tradicional "gaudeamus" estudiantil de los años mozos habría que modificarlo ligeramente para certificar que hemos de alegrarnos no sólo como lo hicimos cuando fuimos jóvenes, sino también, y con mayor motivo, en la más o menos problemática senectud, siquiera sea con el apoyo de alguna que otra pastilleja.

De mí sé decir que en mi tertulia ovetense de amigos veteranos quedamos media docena de supervivientes, contentos y orgullosos de mantenernos a flote. Es verdad que formamos -por usar la terminología establecida- el más avanzado segmento del segmento de la tradicional pirámide de edades. Figura, por cierto, a la que entre nosotros llamar pirámide es desde luego un error, sino gramatical, por lo menos geométrico porque su perfil no es otra cosa que el de un jarrón etrusco muy estrecho por abajo.

Reconozcamos, sin embargo, que el editorialista nos valora con no escasa benevolencia al precisar que componemos un grupo social y económicamente atractivo, con tiempo libre, conocimiento, facultades y alto poder adquisitivo. De paso, felicitándose, por supuesto, de esta constatación como de una venturosa realidad, que lo es. Aunque hemos de confesar que, desde lo alto de estas pirámides, no tan lisonjeros auspicios nos contemplan y casi se sonroja uno con semejantes ditirambos.

Nada menos que el 86 por ciento de los asturianos se declara feliz ¡o muy feliz! Ocio, turismo, salud, entretenimiento, automatismos, artilugios electrónicos, asociacionismo, aparatos para desplazamientos? Todo abona las mejores posibilidades para una mejor calidad de vida en nosotros los mayores, es verdad. También, fuente de riqueza y de posibilidades para las que oficialmente se llamaron siempre clases pasivas que ya no lo somos tanto.

Ironías aparte, no hay pero que poner más que en el detalle de que todo esto implica a la vez un descenso progresivamente acelerado de la población de Oviedo en particular y de Asturias en general. De acuerdo, como apunta el artículo editorial, que aquí contamos con recursos para ganar en este ámbito emergente lleno de oportunidades. Pero no es menos, cierto que, como también se apunta, falta una estrategia eficaz y vertebradora desde los organismos públicos.

Instancias, por otra parte, tan preocupadas en inventarse iniciativas coloristas fuera de sus competencias para conquistar al respetable y olvidando a veces lo que de verdad importa. Es justo y necesario cuanto de veras postula el texto que he comentado, y a los mayores nos halaga, pero reconozcamos que también, sin dejar de lado posibles iniciativas en el sentido comentado, continúa el gota a gota de la sangría juvenil que desfigura nuestra demografía.

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