Dicen que las malas noticias vienen a pares y a pares viene la triste sorpresa de los cierres de Casa Conrado y La Goleta, dos restaurantes fuertemente enraizados en la vida de Oviedo.
La familia Antón lleva más de cien años dando bien de comer a los asturianos, ya en tercera generación, y eso es algo muy importante.
Por unas cosas o por otras, los Antón, Marcelo, Javier y Laura, echan el cierre, con dolor que me consta, a lo que fue hasta ahora su profesión y buena parte de su vida, y cuesta imaginar Oviedo sin sus mesas y sus charlas y esta mala noticia puede interpretarse como signo de los tiempos, de los malos tiempos en los que no se valora lo que verdaderamente debe valorarse, al menos una vez en la vida.
Entre las buenas labores de Marcelo estuvo la del mecenazgo, animoso creador de una colección de libros en la que tuve el honor de figurar. Tanto Marcelo como sus hijos son buenos amigos y la amistad crea lazos de afecto indelebles. Os quiero.
